Cómo democratizar el conocimiento

Una especialista rosarina destacó el rol la alfabetización tecnológica

“La alfabetización científico tecnológica es una estrategia ineludible para asegurar un verdadero ejercicio de la ciudadanía y requiere la capacidad y vocación de científicos y educadores para contribuir a la democratización del conocimiento”, disparó la docente e investigadora de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), María Alejandra Lapalma durante su disertación en el primera charla del ciclo “Encuentros con la ciencia” que organiza la secretaría de Ciencia y Tecnología de la Provincia.

La exposición “La ciencia y tecnología para todos como instrumento para la democracia” se transformó en el puntapié inicial para abordar esta problemática y acercarla a la sociedad en general. “La democratización del conocimiento constituye una problemática en la que ciencia, educación y desarrollo social aparecen como tres ejes articulados con igual jerarquía, en una forma alternativa de pensar las políticas para el desarrollo del conocimiento y su divulgación, en la que cobra especial relevancia la participación ciudadana en las decisiones sobre las políticas públicas a este respecto”, indicó Lapalma .



Reapropiación de la ciencia

La investigadora explicó que “democratizar el conocimiento” plantea un proceso de reapropiación social de la ciencia y requiere repensar las políticas para ciencia y tecnología, su relación con los pueblos, sus culturas y la sustentabilidad ambiental.

La especialista, destacó que en esta concepción, la alfabetización científico?tecnológica adquiere “un particular significado que trasciende el de contribuir a la formación de usuarios bien informados, pretende garantizar la participación crítica de los ciudadanos en las decisiones de políticas públicas en ciencia y tecnología”, que según este punto de vista, no puede quedar restringida sólo a expertos y tecnócratas.

“Una de las claves se vincula con la implementación de políticas educativas que apunten a asegurar este propósito y se exprese en prioridades y criterios de evaluación, tanto en el sistema científico-tecno lógico como en el educativo”, subrayó Lapalma.

La investigadora señaló que “la impronta de la ciencia y la tecnología en todas las áreas del quehacer humano es ineludible.

Por esta razón, la formación básica en ciencias para todos los ciudadanos es indispensable, sea cual sea su vocación, aptitudes y recursos, para lograr una inserción social satisfactoria”.

“En la actualidad, democratizar el conocimiento científico no significa que todo el mundo va a conocer y hacer uso de las últimas y más sofisticadas teorías científicas.

Se trata, más modestamente, de garantizar a través de la educación formal y no formal, la posibilidad de acceder al conocimiento necesario y suficiente para discernir sobre las cuestiones que entran en juego al definir políticas en ciencia y tecnología, de manera que los ciudadanos puedan optar lúcidamente entre distintas opiniones expertas”, aclaró.

Lapalma considera que los objetivos de la alfabetización científica y tecnológica pueden ser sintetizados analizándolos sobre tres ejes de interés.

Uno tiene que ver con las razones económicas y políticas, ya que en ausencia de una participación del conjunto de la población en las culturas científicas y técnicas, las economías del primer mundo corren el riesgo de tener problemas en sus planes de desarrollo de largo plazo, mientras que los países en desarrollo tendrán dificultad para mejorar su situación comparativa.

Respecto a lo social porque para garantizar sociedades más democráticas es necesario que los individuos que la forman tengan acceso a una cultura científica y tecnológica, en caso contrario los sistemas democráticos se tornan cada vez más vulnerables a la tecnocracia.