Remataron la casa donde habían atacado al martillero

El departamento se vendió ayer sin inconvenientes pero seguirá ocupado un mes más. El profesional había intentado mostrar el inmueble y fue agredido con cloro y tijeretazos

Al final, el departamento de bulevar Avellaneda al 1000 se remató ayer sin inconvenientes y por 63.500 pesos (ver aparte). El inmueble seguirá ocupado, al menos un mes más hasta su desalojo. No obstante, en la Asociación de Martilleros (Entre Ríos 300) todavía resuenan los ecos del feroz ataque que sufrió anteayer Santiago Bustos. Cuando quiso mostrar el inmueble a posibles compradores, el profesional fue agredido por una mujer ocupante del departamento, con cloro y a tijeretazos.

Bustos condujo ayer la subasta, pero detalló a La Capital todo lo que había padecido. "Tenían todo preparado para atacarme. De milagro no perdí el ojo", dijo ayer el martillero público, de 73 años.

La mujer que ocupa el departamento, de apellido Frette, no dudó en tirarle lavandina y atacarlo con una tijera cuando el profesional se presentó anteayer junto a la oficial de Justicia Beatriz Baschini y había 30 interesados esperando en la vereda.

El ataque logró lastimarle el rostro y el ojo izquierdo. "Tocamos timbre y nos atendió la mujer. Le informamos que había personas para ver la casa y le pedimos permiso para entrar, de a grupos reducidos, para no invadir su privacidad", recordó Bustos.

Pero según remarcó el profesional, "ella aprovechó la situación para atacarme. Los lentes me salvaron de perder el ojo".

Los interesados en comprar el departamento llamaron al Comando Radioeléctrico, sin embargo no fue la policía quien detuvo a la agresora sino un hombre que la sacó de la casa. Bustos radicó la denuncia en el Juzgado de Instrucción Nº 4, que ahora investiga en la causa.

El martillero, quien comenzó sus primeros pasos en la profesión hace 50 años, admitió que "nunca" fue protagonista de "tan mal momento". Las pruebas seguían ayer en su rostro: cargaba con moretones en el pómulo y el globo ocular muy enrojecido.


La deuda
El remate fue la culminación de un proceso judicial iniciado en 2003 por una deuda hipotecaria de 11 mil dólares tramitada en el juzgado Civil y Comercial N º 10 a cargo de Eduardo Oroño

El magistrado resolvió subastar la vivienda luego de agotar todas las instancias procesales. Es más, la sentencia de desalojo estaba firme desde 2005, y la orden de remate en diciembre del año pasado, cuando fue avalada por un acta firmada por la mujer ocupante de la casa.

Oroño acordó entre las partes un plazo de desalojo, más allá de que la mujer que ocupa el edificio no demostró relación parental con el propietario deudor ya fallecido, identificado como Marcelo Mut.

En esa instancia se admitió que la mujer con su hija y una menor quedaran en el domicilio hasta el día en que se lleve a cabo el remate. Ahora que el departamento tiene nuevo dueño habrá que esperar que la mujer y el resto de los ocupantes se vayan del lugar, una vez que quede en firme la orden judicial.