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miércoles,
09 de
mayo de
2007 |
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Café del BajoCafé del Bajo
-Muchas veces en estas columnas hemos hablado de la ley universal de acción y reacción, que rige, inexorablemente, todos los aspectos de nuestras vidas. En tal sentido, es dable afirmar que es necesario dar para recibir, pero, ¡cuidado!, en el momento de dar no puede pensarse en la recompensa. Debe darse con el corazón, por el sólo hecho de ser solidario con el prójimo, de poner por obra el amor, de otro modo la ley queda neutralizada.
-Bueno, amigo, usted tiene razón, por eso no hay que olvidar aquella frase que dice: cosecharás lo que siembres. Si a lo largo de la vida la persona cosecha amor y bondad va a recibir amor y si tiene actitudes egoístas va a generar un rechazo rayano con la indiferencia de parte de quienes lo rodean. Puede haber excepciones, es cierto, puede que el principio a veces no se cumpla, pero siempre hay una explicación.
-Traigo este tema a la mesa porque me acordé del libro "Brumas del Alma", de Mario Torrisi, libro en el que en su momento encontré entre sus aforismos muchas referencias acerca de la avaricia, dignas de reflexionar. Todo lo que escribe nuestro amigo, autor de este libro, es muy interesante y digno de destacar.
-Bueno, pero escuche, el reconocido Jack Benoliel, que escribe el prólogo de esta obra, hace una interpretación brillante de uno de los aforismos diciendo: "Cuando Mario Torrisi nos dice: "El avaro cuenta más su dinero que sus días", ¿qué nos dice? Que hay un ámbito de la vida cuyo objetivo no es tener más. Y se es más cuando abundan los valores, esos valores que dan auténticas ganancias, sin ganarle a nadie; esos valores que no se ven, por ser invisibles a los ojos. Imperan en el alma. Sentencia breve; en nueve palabras resumen la esencia de la vida y despega un mensaje ético y humano de raíces imperecederas".
-Excelente reflexión. El dinero, los bienes materiales, no se van de este mundo con nosotros y por lo tanto es "intrascendente". A lo sumo le sirve a los que lo heredan, pero nada más. Lo importante es lo otro, lo invisible, lo espiritual, eso si trasciende las barreras de este mundo y permanece.
-Hay en estas páginas otras máximas acerca del dinero como por ejemplo: "Es frecuente, que el dinero abra las puertas de la inmoralidad y cierre las de la decencia"; "El rico y los sentimientos casi siempre van por caminos opuestos". "No hay rico que no se sienta pobre, cada vez que pierde una moneda"; "La virtud del pobre es hacer con su pobreza lo que el rico no puede hacer con su dinero"; "El rico nunca te dirá cuanto dinero tiene sino cuanto dinero le falta". Hay muchas más frases interesantes.
-¿Para pensar, no?
-Pues yo haría un juego de letras y palabras con la primera sentencia. Una pobre "t" puede cambiarlo todo: "Es frecuente, que el dinero abra las puertas de la inmoralidad y cierre las de la inmortalidad".
Candi II
-Muchas veces en estas columnas hemos hablado de la ley universal de acción y reacción, que rige, inexorablemente, todos los aspectos de nuestras vidas. En tal sentido, es dable afirmar que es necesario dar para recibir, pero, ¡cuidado!, en el momento de dar no puede pensarse en la recompensa. Debe darse con el corazón, por el sólo hecho de ser solidario con el prójimo, de poner por obra el amor, de otro modo la ley queda neutralizada.
-Bueno, amigo, usted tiene razón, por eso no hay que olvidar aquella frase que dice: cosecharás lo que siembres. Si a lo largo de la vida la persona cosecha amor y bondad va a recibir amor y si tiene actitudes egoístas va a generar un rechazo rayano con la indiferencia de parte de quienes lo rodean. Puede haber excepciones, es cierto, puede que el principio a veces no se cumpla, pero siempre hay una explicación.
-Traigo este tema a la mesa porque me acordé del libro "Brumas del Alma", de Mario Torrisi, libro en el que en su momento encontré entre sus aforismos muchas referencias acerca de la avaricia, dignas de reflexionar. Todo lo que escribe nuestro amigo, autor de este libro, es muy interesante y digno de destacar.
-Bueno, pero escuche, el reconocido Jack Benoliel, que escribe el prólogo de esta obra, hace una interpretación brillante de uno de los aforismos diciendo: "Cuando Mario Torrisi nos dice: "El avaro cuenta más su dinero que sus días", ¿qué nos dice? Que hay un ámbito de la vida cuyo objetivo no es tener más. Y se es más cuando abundan los valores, esos valores que dan auténticas ganancias, sin ganarle a nadie; esos valores que no se ven, por ser invisibles a los ojos. Imperan en el alma. Sentencia breve; en nueve palabras resumen la esencia de la vida y despega un mensaje ético y humano de raíces imperecederas".
-Excelente reflexión. El dinero, los bienes materiales, no se van de este mundo con nosotros y por lo tanto es "intrascendente". A lo sumo le sirve a los que lo heredan, pero nada más. Lo importante es lo otro, lo invisible, lo espiritual, eso si trasciende las barreras de este mundo y permanece.
-Hay en estas páginas otras máximas acerca del dinero como por ejemplo: "Es frecuente, que el dinero abra las puertas de la inmoralidad y cierre las de la decencia"; "El rico y los sentimientos casi siempre van por caminos opuestos". "No hay rico que no se sienta pobre, cada vez que pierde una moneda"; "La virtud del pobre es hacer con su pobreza lo que el rico no puede hacer con su dinero"; "El rico nunca te dirá cuanto dinero tiene sino cuanto dinero le falta". Hay muchas más frases interesantes.
-¿Para pensar, no?
-Pues yo haría un juego de letras y palabras con la primera sentencia. Una pobre "t" puede cambiarlo todo: "Es frecuente, que el dinero abra las puertas de la inmoralidad y cierre las de la inmortalidad".
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"Yo le digo a Alberto Fernández (jefe de Gabinete) que se deje de joder y no mienta más".
Luis Biciego
Cura párroco de Las Heras, Santa Cruz
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