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domingo,
06 de
mayo de
2007 |
Opinión: Un gesto de grandeza
José M. Petunchi / Ovación
Christian González: "Con ganar el clásico no alcanza. El año se salva saliendo campeón, sino seríamos mediocres". Pablo Marini: "No salvamos el año, porque no podés pensar en ganar este partido y perder los otros". A confesión de partes, relevo de pruebas.
El Kily y Marini, tan hinchas como cualquiera, estarán hoy en veredas opuestas, pero tienen la misma grandeza para evaluar el clásico, el partido más trascendente del semestre, pero que lejos está de ser la tabla de salvación para el resto del año. El que crea lo contrario incurre en un grave error. Porque la historia de ambos es muy grande como para conformarse sólo con gozar ante el rival de siempre una tarde, una semana, o hasta el próximo partido. Sería un gesto de mediocridad.
Por supuesto que esto no menosprecia la importancia del triunfo, por el contrario, no se desconoce el valor superlativo que puede tener en el presente de uno y otro. Y en el futuro inmediato también. Pero para lograr eso los equipos deberán convencerse de intentar ganar sin tener miedo a perder, como dijo Ischia.
Es cierto que este clásico se muestra dominado por símbolos de pasado glorioso, presente de vacas flacas y futuro incierto, salvo honrosas excepciones. Pero los protagonistas deberán entender que el hincha no soporta más dislates. Al fin los dos llegaron a ser grandes y reconocidos en el mundo por la grandeza de su gente, de sus nombres ilustres y de sus conquistas y no por las alegrías efímeras y de escasa proyección.
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