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 domingo, 29 de abril de 2007  
San Juan: tierra de dinosaurios

Mauricio Pacheco

La provincia de San Juan se encuentra dominada por un extraño paisaje que invita a recorrer caminos rocosos tallados por el tiempo. El estado de pureza que presenta la zona se puede observar en su máximo esplendor en el Parque provincial Ischigualasto, conocido también como El Valle de la Luna, que se encuentra ubicado a 78 kilómetros de la localidad de San Agustín del Valle Fértil. La reserva natural de 159 kilómetros cuadrados basa su valor e importancia en el agreste paisaje, en su historia cultural y en su riqueza natural y paleontológica.

La reserva Ischigualasto, es uno de los sitios más maravillosos de la Argentina, y fue declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco en 2000 junto al Parque provincial Talampaya de La Rioja. Ambas reservas conforman uno de los circuitos turísticos más visitados de la Argentina, la ruta de los dinosaurios.

El Valle de la Luna obtiene su nombre por su aparente similitud con un territorio interplanetario. El área se encuentra protegida para la preservación y estudio de extrañas formaciones geológicas, fauna, flora y fósiles. Los vientos y las lluvias han tallado curiosas formas en las rocas, que los lugareños han bautizado con nombres sugeridos por su imaginación “el hongo”, “la esfinge” y “el submarino” son algunos de los más importantes.

Estas formaciones son fruto de largos años de erosión eólica y fluvial. La belleza del paisaje se complementa con la variedad de colores, luces y sombras que hacen percibir la obra de la naturaleza como única.

El clima desértico que posee San Juan es fundamental para la conservación de rocas antiguas. El árido terreno ha permitido que los estratos rocosos estén completamente “desnudos”, desprovistos de vegetación, por lo que se exponen idealmente para ser estudiados. Las posibilidades de estudios geológicos son ilimitadas, prueba de ello lo dan la gran cantidad de investigadores del país y del exterior que en estos momentos realizan sus investigaciones geológicas dentro del Valle de la Luna.

Los conocimientos científicos adquiridos por los investigadores están al alcance de los turistas que recorren el Parque Ischigualasto. Los circuitos turísticos dentro de la reserva están orientados para que los visitantes se lleven una clara y vívida impresión de lo que ocurrió durante el Triásico, y que en su corta estadía aprendan parte de la historia geológica del planeta.



Tierra de gigantes

El parque provincial es una reserva paleontológica única en el mundo. Los numerosos hallazgos de fósiles de animales y plantas permiten reconstruir en parte la prehistoria de nuestro planeta. El terreno representa geológicamente el período Triásico, que abarca unos 40 o 45 millones de años, en el que comienzan a evolucionar las primeras formas de reptiles con características de mamíferos (terápsidos).

La cuenca de Ischigualasto se destaca porque alberga una cantidad increíble de fósiles de paleovertebrados, posee también una importante diversidad. Alrededor de 25 géneros de animales que pertenecieron a distintos grupos, entre los que se cuentan los dinosaurios más antiguos, generalmente de pequeños tamaños y hábitos carnívoros y herbívoros, los antecesores de los mamíferos, los dicinodontes, un linaje extinto de grandes herbívoros y una importante cantidad de otros reptíles primitivos, que constituían la base de la pirámide alimenticia de los carnívoros.

El Valle de la Luna se ha convertido en los últimos tiempos en noticia a nivel internacional, a raíz del descubrimiento del Eoraptor Lunensis. El hallazgo cobro importancia ya que fue encontrado el esqueleto en su totalidad y además se trataba se uno de los dinosaurios depredadores más antiguos que se conocen.



Flora fosilizada

En Ischigualasto hay una gran riqueza en la cantidad y pluralidad de plantas que representaron el periodoTriásico. Esta flora tiene la particularidad de ser una de las floras más cosmopolitas que se conocen en la historia de la vida terrestre.

Las plantas en estos terrenos se han preservado de un modo particular y único, en algunos casos se encuentran los troncos y ramas de árboles mineralizados y las pequeñas hojas de árboles y arbustos, momificadas conservando cada rasgo de cuando estaban vivas.

En varios lugares del parque, también se han hallado evidencias de la presencia del hombre desde épocas muy antiguas. Hay testimonios tallados en las rocas, de una antigüedad de 1.200 a 1.400 años, hasta el momento de la llegada de los españoles.

A lo largo de la visita al Parque de Ischigualasto se puede entender la evolución de los terrenos triásicos a través de las escrituras que la historia deja grabada en las rocas y fósiles de animales y plantas. Además, se puede maravillar con las magníficas esculturas en roca que el agua ha labrado en este valle durante miles de años.

El tiempo total de la visita dentro del circuito es de aproximadamente tres horas y se puede recorrer en los vehículos particulares acompañados por un guía del Parque o también a través de una bicicleta.

La custodia de los yacimientos está a cargo de la Universidad de San Juan, y el parque está asignado al Museo de Ciencias Naturales de esa universidad. Es un patrimonio natural inigualable que despierta el asombro del visitante.
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Curiosa vista de "El submarino", ícono de Ischigualasto.

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