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domingo,
29 de
abril de
2007 |
[En foco]
Qué ves cuando me ves
Hasta el 6 de mayo se exhibe "La mirada justa" , una muestra de fotos sobre derechos civiles
Por Lisy Smiles / La Capital
El modo de mirar, la expresión de los ojos, difícilmente una mirada pase desapercibida. Menos aún para un fotógrafo. Para ellos es una herramienta irreemplazable. Las cámaras van y vienen, la tecnología es mejor o peor, pero la mirada es una manera de ver, observar, de componer un relato. Y a eso apuntó la propuesta lanzada desde el British Council y de la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), organismos convocantes del concurso “La mirada justa”, cuyo resultado puede verse hasta el próximo 6 de mayo en la fotogalería de la Plaza Cívica (San Lorenzo al 1900).
La convocatoria se tradujo en distintos formatos. Certamen, muestra y libro. Por estos días en las paredes de la ex Jefatura de Policía, y a metros de lo que fue un centro de detención clandestino durante la dictadura militar, pueden verse imágenes que escriben sus propios textos cuando los derechos civiles son negados, o cuando se hace necesario reivindicarlos.
Cuarenta y cuatro fotos intentan conformar un relato que brinde una mirada justa. Al observarlas en detalle esa situación injusta captada por el fotógrafo se transforma en una mirada justa cuando el espectador sufre el impacto, cuando lo que nadie quiere ver es mirado. La fotografía, entonces, hace pública una situación negada, o aún peor, reprimida.
Una pregunta recorre la muestra; ¿existe una mirada justa cuando lo que se exhibe es la injusticia sin eufemismos?. Santiago Porter, jurado del concurso y curador de la muestra, responde: “La mirada justa es una idea. Un concepto. Al hablar de ella hablamos de una mirada que pueda generar conciencia. Como dice Roberto Saba, director ejecutivo de ADC, en el prólogo del libro, la mirada justa intenta transportar la mirada hacia lugares que puedan despertar una demanda de justicia”.
“Entiendo que la imagen —explica Porter— puede ser un elemento determinante en la construcción de una cultura de derechos. Retomando el texto de Saba, una fotografía es un vehículo de la libertad de expresión no solo del fotógrafo sino — y sobre todo— de aquellos que son fotografiados”.
¿Y quiénes son los mirados? Los que muchos no quieren ver. Aquellos que viven en la calle, en basurales, hombres y mujeres a quienes la violencia les arrebató sus hijos, los presos o un cráneo de un desaparecido rescatado por el equipo de Antropología Forense pero también un nudista detenido, una mujer que intenta protestar, dos chicas Down en la playa, o un grupo de jóvenes punk.
Algunas imágenes impresionan por su crudeza, impactan de lleno en el foco del fotógrafo, aparecen como protagonistas netas. Otras, no miran, son miradas, aparecen descubiertas por esa forma de ver que traspasa cualquier lente, cualquier fotografía colgada en una muestra, impresa en un libro o enmarcada para un concurso. Interpelan, recuerdan que la vivienda digna, la justicia, la enfermedad sin atención, un crimen, la represión, la desocupación o asumirse como minoría implica poner la cara, el rostro, el cuerpo a la falta de derechos.
La foto ganadora, de Gabriel Díaz, es desgarradora. En ella lo documental se funde con lo estético, y provoca en quien la observa algo más que una mirada, es una imagen para contemplar. Tomada en Constitución, Buenos Aires, muestra un par de perros acurrucados durmiendo. Pero uno de esos bultos es un hombre, abandonado de derechos, ausente a la mirada. Su presencia primero se intuye, y al ajustar el foco, el del espectador, surge la mirada justa de Díaz:, esa que denuncia injusticia
“La foto fue tomada mientras realizaba un trabajo sobre los chicos de la calle —explica Díaz—. Lo que trato de expresar es la condición de vida de un ciudadano, que tiene los mismos derechos que todos (a la vida, educación, alimentación, vivienda), y de alguna manera la sociedad lo abandona e iguala a unos perros de la calle”.
Díaz dirige actualmente una colección de libros de fotógrafos argentinos y años atrás trabajó en la agencia de noticias DyN, en el diario Clarín, en las revistas Viva, Trespuntos y Latido, y en Le Monde Diplomatique.
Para el fotógrafo “el valor de una imagen tiene que ver con la posibilidad de comunicar una forma de pensar, sentir o ver. Y en el mejor de los casos transmitirlo y despertar en otro una reflexión Hacerlo parte de un conflicto que nos señala a todos como culpables”.
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