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domingo,
29 de
abril de
2007 |
Televisores apagados a la hora de alimentarse
Una investigación desarrollada en los EE.UU. reveló que las familias que almuerzan o cenan sin la presencia del televisor, tienen una mayor integración y logran un mejor control de la alimentación de los chicos en edad escolar. El estudio determinó que los chicos que comían sin la tele consumían mucha más cantidad de frutas y verduras que aquellos que lo hacían sin sacar la mirada del aparato.
Almorzar o cenar en compañía de los seres queridos puede ser un hábito o bien un hecho esporádico pero, de cualquier manera, es un momento de disfrute para todos los miembros de la familia. No obstante, es muy frecuente que padres e hijos se sienten a la mesa acompañados por el televisor. De acuerdo con los resultados de un estudio realizado por investigadores del Departamento de Salud de Nueva York, compartir una comida mientras se mira televisión no es conveniente, en especial si en la familia hay niños en edad escolar.
“Almorzar o cenar en familia es un elemento fundamental a la hora de evaluar los hábitos alimentarios, pues este factor puede jugar a favor o en contra, debido a que se relaciona con muchos otros como por ejemplo la publicidad, la falta de actividad física, lo que los chicos comen en el colegio, la poca información que tienen los padres sobre aspectos nutricionales, la falta de conciencia sobre la obesidad como enfermedad y epidemia, y por supuesto, la televisión”, explicó Alberto Cormillot, médico especialista en nutrición, director del Instituto Argentino de Alimentos y Nutrición.
Compartir la mesa favorece el diálogo familiar y la toma de conciencia sobre los alimentos que se consumen. “Muchos estudios sobre comportamiento social indican que cuando las familias comen juntas y los padres dialogan con sus hijos, éstos tienen un mejor rendimiento escolar al mismo tiempo que evidencian menos problemas relacionados con la alimentación”, señaló la doctora Bárbara Dennison, autora principal del relevamiento que consistió en analizar, mediante cuestionarios, los hábitos de 1.300 padres y niños involucrados en el programa especial de nutrición complementaria para mujeres, bebés y niños.
A partir de las siguientes preguntas: ¿cuántas veces almuerzan o cenan todos juntos; el televisor se encuentran encendido o apagado; qué cantidad de frutas y verduras se consumen?, los especialistas forjaron un perfil de cada uno de los grupos familiares.
Luego, en las conclusiones que forman parte de la reciente edición de la publicación Journal of the American Dietetic Association, los científicos establecieron que se sirvieron más frutas y verduras en la mesa de las familias cuyos miembros comían juntos, aunque este tipo de alimentos se restringieron en los días en que el televisor se encontraba encendido.
“Una de las hipótesis que sirve para explicar esta relación consiste en que cuando los comensales están concentrados en la televisión, no prestan atención a lo que están ingiriendo. Por eso es importante remarcar que no sólo hay que apagar el televisor para fomentar la interacción entre padres e hijos, sino también para apreciar los alimentos que se están consumiendo”, destacó la doctora Dennison, y continuó: “El problema con el televisor, entonces, no pasa sólo por la cantidad de horas que grandes y chicos pasan frente a él, sino también en el rol que ocupa como integrante de la mesa de cada familia”.
Por su parte, el doctor Cormillot, quién también se desempeña como director de la Licenciatura en Nutrición de la Fundación Isalud, concluyó: “La televisión encendida hace que tanto los padres como los chicos se desconcentren y no sólo no presten atención a los alimentos que están consumiendo, sino que coman de más. Teniendo en cuenta esas razones, lo más recomendable sería apagar el televisor para favorecer el diálogo y la concentración”.
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