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 domingo, 29 de abril de 2007  
Violencia: los grupos como espacios para el cambio

La problemática de la violencia familiar ocupa un lugar importante en la sociedad. Su tratamiento a través de grupos de reflexión coordinados por profesionales idóneos en el tema, constituye una alternativa terapéutica válida. El trabajo está destinado especialmente a la mujer como productora y generadora de cambios. Los grupos brindan la posibilidad de crear espacios de diálogo y participación, abriendo la discusión sobre conflictos que se originan en la cotidianeidad. Las herramientas simbólicas que se ponen en funcionamiento permiten reflexionar sobre distintos aspectos de la vida que a veces se manifiestan a través de mitos, miedos y relaciones de poder. Otro de los objetivos es la recuperación de habilidades, singularidades, afectos y expectativas que quedaron truncas.

   Frente a la libertad que tienen las personas para construir sus propios universos, la mayoría no sabe cómo organizar sus pensamientos, y los intentos los conducen a frustraciones que desembocan en hechos violentos. Los grupos ayudan a las mujeres a organizar sus ideas para que puedan elaborar un proyecto de vida que les sea válido. Funcionan de manera abierta y participativa. Cambian las relaciones que han sido violentas, y se orienta hacia otras nuevas, no sólo con la pareja, sino con los hijos, los amigos y en los grupos de trabajo.

¿Se nace o se hace?

La violencia no aparece determinada biológicamente: el hombre por el hecho de ser hombre, no posee el permiso de maltratar. La violencia es un espacio que se va construyendo en una relación, donde uno se adjudica el derecho de ejercer el poder sobre el otro. En el caso de una familia, remite a los diferentes abusos dentro de ella, siempre con la intención de transformar a un sujeto en objeto, anulando así la capacidad de pensar. Por ello, las actitudes violentas no quedan reducidas sólo al maltrato físico sino que abarcan también la violencia psicológica, aquella que no vemos, que es la antesala de la violencia física o visible.

   El hecho que las concurrentes a un grupo compartan los mismos problemas, constituye a estos espacios en grupos de iguales. En el desarrollo de una reunión, cada integrante no sólo se siente apoyada, sino también sirve de referente al resto, sobre todo cuando se revelan situaciones muy dolorosas. Sólo la superación de esta conflictiva permite a estas mujeres aspirar a un lugar de equidad en la sociedad.

Estela Vírgala (trabajadora social)

Lilian Olmedo (psicóloga)

Silvia Basavilbaso (psicóloga)
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