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domingo,
29 de
abril de
2007 |
Cocina: platos al ananá
Quique Andreini / La Capital
Mi querida amiga, el ananá o piña es originario de algún lugar no conocido de Sudamérica, probablemente de la cuenca del río Amazonas. Según cuenta la historia, en 1492, Cristóbal Colón encontró a los indígenas alimentándose con productos desconocidos, tal es el caso del ananá. Alimento extraño por su forma, con un fuerte sabor y aroma que estimulaba el paladar. Su nombre es de origen guaraní, y el término piña se adoptó por su semejanza con la piña de una conífera.
Hoy le propongo un par de recetas que lo llevan como ingrediente principal.
Pollo en salsa
Ingredientes:
1 pollo cortado en presas
1 pocillo de aceite
100 g de panceta ahumada
1 cebolla picada
1 cubito de caldo de gallina
4 rodajas de ananá en lata
1 vaso de jugo del ananá
1/2 vaso de vino blanco
harina, sal y pimienta
1 cucharada de mostaza
Salpimente las presas de pollo sin piel, unte con mostaza y pase por harina. Dore en una cacerola con aceite y retire. Rehogue la cebolla y la panceta en el mismo fondo de cocción del pollo. Incorpore el vino y el jugo de ananá en donde habrá disuelto el caldo de gallina.
Cuando comienza a hervir, incorpore las presas ya doradas, y cocine unos 20 minutos. Agregue las rodajas de ananá cortadas y continúe la cocción unos 10 minutos más. Corrija el condimento y sirva las presas bañadas con esta deliciosa salsa.
Torta invertida
Ingredientes:
80 g de manteca
80 g de azúcar negra
2 cucharadas de azúcar
1 lata de ananá
250 g de manteca
1 vaso de jugo de ananá
200 g de azúcar
5 huevos
250 g de harina leudante
jugo de naranja
esencia de vainilla
Unte con manteca un molde para torta y espolvoree con el azúcar negra, y con la blanca el fondo y las paredes. Acomode las rodajas de ananá en el fondo y cubra con el jugo de ananá. Bata la manteca, el azúcar, la vainilla y las yemas. Incorpore lentamente la harina alternando con el jugo de naranja. Añada las claras batidas a nieve en forma envolvente. Vierta esta preparación dentro del molde sobre las rodajas de ananá.
Cocine en horno moderado una hora aproximadamente o hasta que al introducir un pallilo, salga seco. ¿Me deja ahora cambiar de tema y contarle un cuento de un autor anónimo?
“Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar. Decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas. Decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución. Decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis. Decidí ver cada noche como un misterio a resolver. Decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en ellas está la única y mejor forma de superarnos. Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar. Descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui, me dejó de importar quién ganara o perdiera. Ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer. Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino dejar de subir. Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien “amigo”. Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, “el amor es una filosofía de vida”. Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados, y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente. Aprendí que de nada sirve ser luz si no se ilumina el camino de los demás. Aquel día decidí cambiar tantas cosas, aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad, desde aquel día ya no duermo para descansar, ahora duermo para soñar”.
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