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domingo,
29 de
abril de
2007 |
El día que el intendente se sentó junto a Olmedo
Rosario.- A partir de hoy, los rosarinos podrán darse el gusto con el que más de una vez soñaron: sentarse junto a Alberto Olmedo, el inigualable cómico que se convirtió en un ícono de Rosario. Y, como emblema del humor de la ciudad, era tiempo de que tuviera su propio bronce. La estatua tamaño real del Negro Olmedo, creada por la artista plástica y periodista Carmita Batle, fue inaugurada hoy en Rivadavia y Pueyrredón.
Exhibiendo su característica e inolvidable sonrisa, el creador de personajes como Rucucu, el dictador de Costa Pobre, el Manosanta y tantos otros, ahora estará sentado en un banco de Pichincha. Poco antes del mediodía, la estatua de Olmedo fue inaugurada para que rosarinos y turistas tengan una foto que promete ser una postal clásica de la ciudad.
El primero en sacarse la foto fue el intendente, Miguel Lifschitz, aunque rápidamente se movió del centro de la escena para dar lugar a un acto un tanto más informal. No podían faltar los amigos del barrio de Olmedo, aquellos que ayudaron al humorista a dar forma a sus personajes más entrañables. Ni tampoco las interminables anécdotas que vivieron junto a su amigo.
La excusa fue concluir La Feria del Humor con el homenaje a uno de los artistas más reconocidos de la ciudad. Lo cierto es que, finalmente, los rosarinos tendrán un lugar para ir a abrazarse con su ídolo, aunque sea sólo para la foto.
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Fotos
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Olmedo y Lifschitz, casi como un homenaje al sketch de Alvarez y Borges.
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