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 domingo, 29 de abril de 2007  
Nik: "Todos mis personajes son más graciosos que yo"
Nik, el creador de "Gaturro", comenzará a estar en La Capital desde este miércoles

Sebastián Riestra / La Capital

La voz de Nik suena relajada en el teléfono. El talentoso humorista cuya creación más famosa, "Gaturro", estará desde este miércoles cada día en La Capital ha hecho una pausa en su recargada jornada laboral y conversa distendido.

-¿Cómo definirías a Gaturro?

-Mirá, es casi mi alter ego, el que yo elegiría ser si pudiera transformarme en tinta y papel y mirar el mundo desde un recuadro todos los días. Nosotros lo queremos mucho porque es nuestro personaje principal y siempre nos ha acompañado: primero en los chistes políticos y de actualidad, después llegó la tira. Fue siempre un observador imparcial de la realidad: Gaturro quiere ser algo así como la voz de la conciencia colectiva de los argentinos.

-Pero también tiene mucho "feeling" con los chicos...

-Claro, porque sobre todo en la tira le empezamos a dar un carácter más costumbrista, con la idea de que no perdiera vigencia. La actualidad es muy buena en el día, pero después muere. En cambio, nosotros vemos ahora tiras antiguas de Gaturro y nos seguimos riendo. (Nik no se da cuenta pero habla en primera persona del plural: es que el dibujante conforma con su esposa, de la cual espera pronto su primer hijo, un equipo de trabajo afiatado y solidario).

-A todos los memoriosos nos surge muy rápido la relación con Mafalda.

-Por supuesto, por supuesto: si vos te ponés a pensar, todos los personajes que han desarrollado los dibujantes argentinos tienen un costadito de Mafalda. Pero con Gaturro, lo que nosotros intentamos hacer es un personaje que represente a nuestra época. Por esa razón, cuando vos ves a los jóvenes del país de hoy, que están bastante desinteresados de la política, eso va a aparecer. Gaturro tiene energía juvenil y engancha con los chicos. Siempre que surge un fenómeno social, él trata de analizarlo y después criticarlo. Insisto: queremos hacer algo de esta época: Mafalda, por ejemplo, está anclada en los sesenta,

cuando había una mirada colectiva, cuando todo se hacía en grupo y estaba el movimiento hippy. Gaturro busca representar lo que somos hoy: mucho más individualistas, con tendencias que surgen y mueren más rápidamente. Y también, claro, cómo nos cambió la vida la tecnología: el mail, el MP3...

-Y cómo se transformó la familia...

-Sí, los cambios que se han dado, a veces vertiginosamente: fijate la hija mayor, que cambia de novio cada dos por tres, el más chiquito que vive pegado a los videojuegos... Y eso a los chicos les encanta: la cantidad de personajes, como si fuera un árbol genealógico de la familia de Gaturro.

-¿Y qué personaje, además de Mafalda, te marcó de chico?

-Muchos, pero me acuerdo sobre todo de Snoopy, que por entonces se llamaba Peanuts, y de Patoruzito, que ahora está de nuevo de moda. Y ya de adolescente, Fontanarrosa: seguía a Boogie, a Inodoro... Siempre me gustó que una tira me hiciera cómplice, sentirme identificado. Y eso es lo que tratamos de hacer con Gaturro: la gente nos escribe y nos dice "es como si fuera nuestra mascota de todos los días. Está dentro de una casa como la nuestra, de una familia como la nuestra y, sobre todo, nos hace reír".

-¿Ese es el secreto?

-Sí, lo buscamos mucho. En cambio, tiempo atrás el humor nos importaba menos: nos interesaba más reflexionar y ahora queremos también entretenimiento, que todas las tiras sean graciosas.

-Ahora los rosarinos te van a poder leer mucho más. ¿Qué imágenes tenés de Rosario?

-Bueno, yo visité la ciudad hace un par de años para la Feria del Libro y lo que noté, sobre todo, es que hay mucho interés por la cultura. Y los cafecitos... Pareciera que todavía no ha sido invadida como Buenos Aires, que se ha vuelto muy impersonal, "fashion". El río es bárbaro, no como acá que ni lo podemos ver. Y los referentes de la cultura...

-¿Qué nombres te vienen a la cabeza?

-Ya hablé de Fontanarrosa, pero también Fito Páez, el Negro Olmedo... También la movida que hay en el humor y en la gráfica. Y a otro nivel, claro, las mujeres.

-¡Já! ¿Y sos futbolero, o estás en otra cosa?

-No soy el fanático que está colgado del caño dándole la espalda a la cancha gritando con la barra brava, pero me gusta, me gusta.

-¿Confesás camiseta o no te animás?

-Dicen que no conviene, pero como no soy periodista deportivo... Soy hincha de River.

-Lo que se nota leyendo Gaturro es que les das mucha importancia a los textos, no sólo al dibujo. ¿Cuál es tu relación con la literatura?

-De chico leí mucho, aunque ahora por cuestiones de trabajo se lee cada vez menos. Siempre me apasionó la narrativa y como buen fiaca prefiero el cuento a la novela. Y hay libros que recuerdo con mucho cariño, por ejemplo "Rayuela", de Cortázar, lo tengo siempre al lado mío, en la mesita de luz. También ahí tengo uno de Fontanarrosa, "El rey de la milonga". Me apasiona la historia, Felipe Pigna. Y como mi mujer está embarazada, ahora estoy rodeado de libros sobre ese tema, acá tengo uno que se llama "El hombre embarazado" (risas). Otra cosa que estoy releyendo es "Cien años de soledad", en la edición conmemorativa, que lo conocí estando en el secundario y me gustó mucho. También Savater, los cuentos de Oscar Wilde, Poe, Chesterton...

-¿Y qué mirada tenés sobre el futuro político de la Argentina?

-No queda otro camino que ser optimista. Ya en tantos años de democracia, creo que se nota una evolución.

-¿Aprendimos o no aprendimos a votar?

-A pesar de la tremenda crisis del 2001, yo creo que ahora se ponen más cosas en la balanza. En los ochenta, cuando volvió la democracia, todo parecía estar contaminado y después, en los noventa, se le dio demasiada importancia a lo económico, se votaba solamente con el bolsillo. Ahora no alcanza con viajar a Miami o tener el uno a uno. Por supuesto que falta muchísimo y que todavía tenemos que aprender mucho, sobre todo los dirigentes. Como sociedad, sin embargo, hemos comprendido ciertas cosas y eso también se nota en el discurso del actual gobierno.

-¿Y te ves dibujando hasta el final, o soñás con alguna otra posibilidad en tu vida?

-Siempre me preguntan "¿cuándo empezaste a dibujar?", y en realidad no es que uno haya "empezado" en un punto, en algún momento de su vida: yo dibujé siempre.

-¿Y no te deteriora creativamente el profesionalismo, la obligación de producir de modo permanente?

-Por supuesto que cuando el trabajo te invade, deteriora, pero no llega a tocar lo fundamental: el dibujante va a ser dibujante siempre. Yo soy feliz con lo que hago. Para mí es una especie de catarsis que me trae alegría. Es el momento del día en que mejor me siento, cuando me concentro y puedo volcar en papel lo que quiero decir. Además, la profesión que se elige tiene mucho que ver con lo que se es: yo fui muy tímido e introvertido de chico, me costaba decir las cosas y encontré en el papel la manera de volcarme hacia afuera. Ese mecanismo me sigue sirviendo hasta hoy: fundamentalmente, porque todos mis personajes son mucho más graciosos que yo.
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Nik, el creador de Gaturro.


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