|
domingo,
29 de
abril de
2007 |
Democracia enferma
Es cierto que los reclamos sectoriales deberían ser respetuosos de los derechos de los demás ciudadanos, pero no es menos cierto que esta afirmación tiene sólo vigencia en democracias sanas, honestas, donde las autoridades estén al servicio de los ciudadanos y no de los propios, donde escuchen, reflexionen y solucionen los problemas de los manifestantes. En nuestro querido país, si no se molesta a los demás se corre serio riesgo de de pasar directamente desapercibido. Ejemplos típicos de la inmutabilidad de las autoridades a los reclamos populares lo fueron la carpa blanca docente y las manifestaciones de los jubilados en Plaza de Mayo, que durante 36 meses se reunían todos los miércoles y lejos de conmover pasaron a constituir parte del paisaje autóctono de la Plaza. La impunidad de la delincuencia y la pobreza marginación son motivos frecuentes de reclamos y objetivos sobre los que se reciclan garantías de soluciones muchas veces por los mismos candidatos en sucesivas campañas. Al no existir posibilidad de revocación de cargos públicos por promesas electorales incumplidas los problemas de la gente pasan a ser un botín de campaña que rinden políticamente más acentuándolos que solucionándolos.
Carlos A Biagioli,
[email protected]
enviar nota por e-mail
|
|
|