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 domingo, 22 de abril de 2007  
Muerte en el Irar: cuando rehabilitar es castigar
El especialista Jorge Degano analizó las prácticas aplicadas a menores que delinquen

María Laura Cicerchia / La Capital

Ocho meses atrás, un enfervorizado reclamo barrial exigió el encierro y castigo del chico de 16 años que el viernes murió calcinado tras sufrir gravísimas quemaduras en el Instituto de Recuperación del Adolescente de Rosario (Irar). Néstor S. estaba alojado allí mientras se investigaba si tuvo alguna participación en el crimen de Luciano Drovandi, a quien mataron de un disparo para robarle la moto en julio del año pasado. Un reclamo y un final que, para el psicólogo y especialista en minoridad Jorge Degano, no están desligados: "La muerte de un chico en el Irar es la encarnación del pedido colectivo de mano dura. El efecto dramático de la realización de ese pedido es el de estos chicos a los que sólo les queda el cuerpo como registro de protesta. Este joven puso en acto lo que el discurso público exige y manifiesta".

La muerte del adolescente en el Irar, un instituto denunciado varias veces por falencias estructurales y que llegó a ser clausurado por alojar a jóvenes en condiciones indignas, revela, para el profesional, el costado más dramático del discurso y las prácticas arraigadas sobre los menores que delinquen.

A Néstor S. lo habían detenido porque en su casa la policía encontró la moto robada a Drovandi, al que dos jóvenes balearon durante un asalto en Pellegrini y Provincias Unidas. Para la Justicia no estaba claro si participó del crimen o si sólo incurrió en encubrimiento. El 22 de marzo el chico se escapó del instituto y el martes pasado lo recapturaron. Dos horas después un celador lo encontró cubierto con una frazada envuelta en llamas. Falleció la madrugada del viernes.


Casos repetidos
El de Chanchín como le decían a Néstor no es un caso aislado en Santa Fe El 25 de diciembre de 2004 Alexis Rojas y Víctor López ambos de 16 años murieron en un incendio en la Dirección de Asuntos Juveniles de la capital provincial En ese mismo lugar anteayer otro adolescente de 16 años de apellido Cuevas apareció misteriosamente ahorcado en su celda El 26 de julio de 2006 un nene de10 años intentó matarse en una comisaría de Vera adonde lo habían llevado tras robar dinero de la caja de un negocio para gastarlo en golosinas

¿Que desnudan estos casos? Para Degano, psicoanalista, doctor en Psicología de la UNR, empleado del Poder Judicial y autor del libro "Minoridad. La ficción de la rehabilitación", revelan que en nombre de la rehabilitación se instrumenta el castigo. Y que el sistema tutelar, en otra trampa semántica, cuando dice protegerlos también resguarda a la sociedad de la "amenaza" de los menores delincuentes.

"Lo que este caso revela es lo que dijo el juez (de Menores) Edgardo Carmona tiempo atrás: que son chicos quemados. Uno puede decir que este chico que falleció en el Irar puso en acto lo que el discurso público exige y manifiesta. Porque una cosa se encadena con la otra. Judicialmente se dice que el chico se ha autolesionado. En realidad podemos decir que había llevado el acto contra su cuerpo, que me parece más realista. Caída la palabra, a estos chicos les queda como último registro de protesta el cuerpo. Esto no depende de la responsabilidad de las instituciones sino de los modos de subjetivación que la minoridad en su conjunto legó a la infancia y juventud. Porque son chicos minorizados, que no han podido acceder a la condición de niños.

- ¿Cómo se construye la subjetividad del menor delincuente?

- El régimen de la minoridad sostiene que estos chicos, como sujetos peligrosos, deben ser aislados mediante una medida tutelar para su protección, pero en realidad así consiguen una represión de sus existencias en tanto sujetos peligrosos.

- ¿Qué efectos concretos tiene ese discurso en la existencia de estos jóvenes?

- Que los convierte en sujetos del acto delictivo. Efectivizan lo que otros temen: se convierten en peligrosos. Su existencia no ha sido llevada a la condición de niños. Hablar de la niñez hoy también resulta una ficción cuando los discursos no están acompañados de concreciones. Ellos actúan como menores y así se llaman a sí mismos.

- Si la rehabilitación es una ficción ¿qué sentido tiene?

- El de sostener una función segregativa y punitiva. Porque la rehabilitación puede ser liberadora como también en sentido punitivo. En el campo de la minoridad, la pena se llama medida tutelar protectiva. No se está señalando que los jueces lo hagan ex profeso ni que las instituciones tengan operadores de la maldad. Más allá de los esfuerzos de todos los operadores y de su buena voluntad, estas son estructuras en vigencia.

- ¿Qué opina del reclamo social para que se penalice a los menores?

- Mirado sociológicamente, esta muerte es la encarnadura del destino de ese pedido. La concreción, el efecto dramático de la realización de ese pedido. Estos chicos no tienen palabras para defenderse. Es así de simple. Porque ese reclamo acompañado, como lo dijo (Juan Carlos) Blumberg, de institutos de rehabilitación, en realidad es el hundimiento de una ficción imposible. Porque el discurso de la rehabilitación es una ficción, es incumplible en las condiciones actuales porque no hay una mirada de la niñez no segregativa ni políticas claras para organizar un campo de protección de los derechos.l
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Un chico que estaba como sospechoso de un crimen se inmoló en el Irar.

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