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sábado,
07 de
abril de
2007 |
Hay pruebas
que no son
convincentes
Juan Carlos Franco fue condenado sobre la base de su confesión a la policía, el horario de la muerte y las características de la relación que mantenía con su pareja: los familiares de Gabriela relataron que las peleas entre ellos eran frecuentes. El dictamen señala que a los 15 días de su detención el muchacho expuso haber sufrido presiones policiales para que confesara. Y considera llamativo que, tras encontrar el cuerpo, se fuera en bicicleta a buscar un médico a pesar de que la chica ya estaba muerta: "No es convincente que, pese a haber tocado el cuerpo, no hubiera constatado el ahorcamiento. Carece de interpretación que dejara a su pareja en el lugar y fuera en busca de su tía, se alejara varias cuadras y demorara su regreso sin saber la suerte corrida por su concubina".
La apelación
El defensor general de Cámaras Carlos Giandoménico objetó el fallo porque a su criterio es escasa la prueba reunida Y remarcó sobre la confesión policial del acusado que en una persona extremadamente callada y con un vocabulario humilde resulta sorprendente el uso de términos como a posterior resolveré al respecto que aparecen en esa declaración
Para el defensor, no se condice con la personalidad del muchacho "que pueda matar a su concubina, ir a desayunar con su padrastro y a su trabajo para luego retornar". También planteó que la conducta de Franco tras advertir la muerte de su pareja se explicaría por el trastorno de la situación. Por eso, pidió la absolución y requirió estas medidas:
l La ampliación del testimonio de un tío de Franco, quien dijo que era "comentario en el pueblo" que "un policía de Peyrano tenía que ver con el crimen".
l La declaración de ese policía.
l Análisis de ADN al detenido para comparar el perfil genético con el del semen hallado en la víctima y los rastros que pueda haber en la soga y la sábana secuestradas.
l Una pericia psiquiátrica a Franco.
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