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sábado,
07 de
abril de
2007 |
Condenado por un crimen dice que lo obligaron a inculparse
Juan Franco fue penado con 8 años de cárcel por matar a su novia Gabriela Nista, en Peyrano
María Laura Cicerchia / La Capital
"Estoy pagando por un crimen aunque soy inocente. Me trabaja la cabeza todo el tiempo por algo que no hice". Juan Carlos Franco clava la vista en un punto invisible de la pared de los Tribunales y trata de contener el enojo mientras expone su versión del homicidio de su novia, Gabriela Nista, hecho por el cual en septiembre del año pasado fue condenado a 8 años de cárcel. Sin embargo, el joven no se da por vencido y, mientras desvía sus sospechas hacia un efectivo policial, pide que le permitan presentar nuevas pruebas en el expediente judicial.
El mediodía del 8 de noviembre de 2005, Juan Carlos encontró a Gabriela tendida en la cama matrimonial con una soga alrededor del cuello y tres nudos comprimiéndole la garganta. Se habían ido a vivir juntos tres meses antes, cuando a ella la externaron de un centro de salud mental donde se trataba por trastorno maníaco depresivo. El laburaba en la comuna de Peyrano y ella ayudaba a una tía en una mercería. Juan Carlos asegura que encontró sin vida a Gabriela cuando volvió de trabajar, que corrió a avisar a la familia de ella y que al regresar la policía lo detuvo para forzarlo a confesarse autor del crimen.
La acusación
Para la Justicia esa confesión policial el horario de la muerte y el modo como se comportó el joven tras encontrar el cuerpo lo colocaron como único sospechoso La autopsia reveló que la mujer murió entre las 4 y las 6 de ese día Como Juan Carlos salió a trabajar alrededor de las 5 fue acusado de matar a la mujer en medio de una discusión ir a su trabajo y a su regreso simular el hallazgo del cuerpo De todos esos argumentos él se defiende diciendo que la policía lo obligó a incriminarse mediante apremios psicológicos
Es por eso que el defensor oficial que lo representa, Carlos Giandoménico, apeló la condena y solicitó a los jueces de la Sala III de la Cámara Penal una medida excepcional: la apertura de la causa a prueba en esa instancia para que se incorporen otras evidencias, como una pericia psiquiátrica, un análisis de ADN y testimonios de familiares y de policías (ver aparte).
El descargo
Yo me declaro inocente Lo que pido es la oportunidad de presentar pruebas que se tendrían que haber realizado desde el primer momento pero me las negaron Dicen que en el lugar encontraron sangre que no era de la víctima Por eso quiero que me saquen sangre para comparar porque estoy cien por ciento seguro de que no tengo nada que ver sintetiza una demanda que por primera vez lo lleva a hacer público un caso que no fue divulgado fuera de su pueblo
"La noche anterior estábamos lo más bien. Miramos tele, dormimos, no discutimos ni nada por el estilo", describe Franco en cuanto a los momentos previos a su detención. "A las 5 me levanté para ir a trabajar y le dejé dinero para las compras. A las 5.30 fui a la casa de mi padrastro y a las 6 llegamos a la municipalidad. Estuve trabajando hasta las 12.30, cuando volví a mi casa. La puerta estaba cerrada y había un pasador del lado de adentro. Yo la llamaba, pero ella no me contestaba", relató Franco.
El joven dice que a través de un hueco en la pared destrabó el pasador y que al entrar a la casa se encontró con un cuadro inesperado: "Lo que menos pensaba era encontrarme con ella muerta. Estaba todo oscuro. Fui a abrir la ventana y la vi al costado de la cama. Sin querer, ni saber, la di vuelta. Estaba fría. Me asusté, salí y le dije a mi vecina que llamara a la policía, que mi mujer estaba muerta".
De allí salió en bicicleta a avisarle a la tía de la chica y a buscar un médico, aunque no encontró ninguno. "La misma familia declara que les fui a avisar. Pero en el expediente lo tomaron como que me quise escapar. A la media hora volví a mi casa y ellos (por la policía) cerraron la puerta, me pegaron unas cachetadas y me empezaron a extorsionar. Yo les dije que no tenía nada que ver".
Para Juan Carlos, la clave de su imputación se encuentra en la actitud de la policía en los primeros momentos de la investigación: "El que más me amenazó fue un policía al que yo conocía. Estaba renervioso, muy sacado. Noté en su mirada y en su forma de conducir que no veía la hora de pegarme. Después supe que tenía algún vínculo con Gabriela. Por eso pienso que al detenerme a mí hubo algo que quiso ocultar. Y sospecho de él", planteó el joven acusado, quien pidió que el efectivo sea citado a declarar por el caso.
El tema de las presiones policiales es recurrente en el relato de Juan, quien vuelve sobre ese punto al momento de explicar por qué cree que lo condenaron. "Porque la policía me obligó a declararme culpable. Me hicieron declarar eso mediante presiones psicológicas. Me amenazaron, me metieron en un cuarto oscuro, no me dejaron descansar ni cinco minutos. Me dijeron que si no me hacía cargo del crimen iba a pasar frente a la comisaría, pero al día siguiente no me iba a despertar. Pero yo en ningún momento quise tapar lo que pasó. No tengo nada que ocultar y quiero que me den la oportunidad de presentar esas pruebas, porque puedo asegurar que soy inocente".
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Franco está condenado a 8 años de cárcel.
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