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sábado,
17 de
marzo de
2007 |
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Café del Bajo
Café del Bajo
-Se cumple hoy un nuevo aniversario del atentado cometido por el terrorismo contra la embajada de Israel en Buenos Aires. Un acto demencial e incomprensible para aquellos que honran el supremo valor de la vida. El nuevo aniversario, encuentra al país con noticias alentadoras en cuanto a hacer justicia con los responsables de otra acción devastadora perpetrada por el delirio terrorista: el atentado contra la Amia.
-Para todos aquellos que piensen y reduzcan infelizmente la cuestión a que estos fueron objetivos judíos, vale recordar que las acciones sucedieron en suelo argentino, y que por lo tanto fueron contra toda la Nación y sus personas. De hecho vale recordar que en uno como en otro atentado hubo víctimas judías y no judías. En el atentando de la embajada de Israel, por ejemplo, resultó herido y hospitalizado el hoy arzobispo de la ciudad de Rosario, quien por entonces se encontraba en una escuela católica ubicada enfrente de la embajada a las que asisten numerosos chicos. Las vidas de esos pequeños fueron preservadas, seguramente, por obra de la providencia. Y en el caso de la Amia se sabe que murieron no judíos y voy a reproducir lo relatado por el rabino Kreiman Brill, cuya esposa murió en ese atentado: "Me avisaron de la tragedia y corrí al lugar. Al poco tiempo de llegar me di cuenta de que habían muerto católicos, entonces le dije a uno de los rabinos que estaba conmigo que llamara a algún sacerdote...". Naturalmente, para que dijera la oración por los muertos.
-Pero a lo largo y a lo ancho del mundo el terrorismo termina con judíos, católicos, evangélicos, budistas, ateos y agnósticos y hasta con los propios y honestos seguidores del islam. ¿Con qué derecho se termina sin más y en un momento con la vida humana? ¿Con qué derecho se sume a los seres queridos en la más tremendas de las soledades? En el nombre de Dios, dicen alocadamente, heréticamente, algunos que se dicen seguidores de Mahoma y servidores de Dios. Blasfeman no sólo contra el único Dios, sino contra el propio Mahoma y contra esa humanidad anhela fervientemente vivir en paz. Paz en cada uno de los corazones, paz en todos los corazones.
-Algunos sostienen que estas cosas fueron anunciadas, que son el signo de los tiempos, pero estas cosas suceden por razón del hombre y no por razón de Dios. Y si fueron anunciadas fue para impedirlas. Pero algunos hombres están al servicio del mal, evidentemente.
-Así parece ser. Más aquellos que desean para cada ser humano la paz, deben trabajar, desde el lugar que sea y con las fuerzas que puedan, para defender la vida, la justicia y el amor. Que las muertes de la Embajada de Israel, de la Amia y de tantos lugares del mundo a manos del terrorismo tenga, cuanto menos, un sentido, que esas pérdidas no hayan sido en vano es el deseo. Para ello, no hay que olvidar, no hay que dejar de pedir justicia y no hay que dejar de trabajar por la paz.
Candi II
-Se cumple hoy un nuevo aniversario del atentado cometido por el terrorismo contra la embajada de Israel en Buenos Aires. Un acto demencial e incomprensible para aquellos que honran el supremo valor de la vida. El nuevo aniversario, encuentra al país con noticias alentadoras en cuanto a hacer justicia con los responsables de otra acción devastadora perpetrada por el delirio terrorista: el atentado contra la Amia.
-Para todos aquellos que piensen y reduzcan infelizmente la cuestión a que estos fueron objetivos judíos, vale recordar que las acciones sucedieron en suelo argentino, y que por lo tanto fueron contra toda la Nación y sus personas. De hecho vale recordar que en uno como en otro atentado hubo víctimas judías y no judías. En el atentando de la embajada de Israel, por ejemplo, resultó herido y hospitalizado el hoy arzobispo de la ciudad de Rosario, quien por entonces se encontraba en una escuela católica ubicada enfrente de la embajada a las que asisten numerosos chicos. Las vidas de esos pequeños fueron preservadas, seguramente, por obra de la providencia. Y en el caso de la Amia se sabe que murieron no judíos y voy a reproducir lo relatado por el rabino Kreiman Brill, cuya esposa murió en ese atentado: "Me avisaron de la tragedia y corrí al lugar. Al poco tiempo de llegar me di cuenta de que habían muerto católicos, entonces le dije a uno de los rabinos que estaba conmigo que llamara a algún sacerdote...". Naturalmente, para que dijera la oración por los muertos.
-Pero a lo largo y a lo ancho del mundo el terrorismo termina con judíos, católicos, evangélicos, budistas, ateos y agnósticos y hasta con los propios y honestos seguidores del islam. ¿Con qué derecho se termina sin más y en un momento con la vida humana? ¿Con qué derecho se sume a los seres queridos en la más tremendas de las soledades? En el nombre de Dios, dicen alocadamente, heréticamente, algunos que se dicen seguidores de Mahoma y servidores de Dios. Blasfeman no sólo contra el único Dios, sino contra el propio Mahoma y contra esa humanidad anhela fervientemente vivir en paz. Paz en cada uno de los corazones, paz en todos los corazones.
-Algunos sostienen que estas cosas fueron anunciadas, que son el signo de los tiempos, pero estas cosas suceden por razón del hombre y no por razón de Dios. Y si fueron anunciadas fue para impedirlas. Pero algunos hombres están al servicio del mal, evidentemente.
-Así parece ser. Más aquellos que desean para cada ser humano la paz, deben trabajar, desde el lugar que sea y con las fuerzas que puedan, para defender la vida, la justicia y el amor. Que las muertes de la Embajada de Israel, de la Amia y de tantos lugares del mundo a manos del terrorismo tenga, cuanto menos, un sentido, que esas pérdidas no hayan sido en vano es el deseo. Para ello, no hay que olvidar, no hay que dejar de pedir justicia y no hay que dejar de trabajar por la paz.
Candi II |
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"A ocho meses de irme no me costaría nada empeñar la provincia, pero no lo voy a hacer"
Jorge Obeid
Gobernador de Santa Fe
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