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 domingo, 04 de marzo de 2007  
Presiones sociales y roles exigidos

Un grupo del equipo de atención de urgencias psicológicas de Red Psicoterapéutica inició una investigación con el objetivo de explorar los motivos más frecuentes de consulta, determinar si han sido más hombres que hombres y de qué edades, y discriminar cuáles son las zonas de mayor demanda, entre otros motivos de atención domiciliaria por crisis psicológicas. La investigación iniciada hace un mes revela hasta el presente (se analizaron casi un 65% de las intervenciones) que durante el 2006, sobre un total de 326 consultas, aproximadamente un 70% son mujeres, y un 30% varones (sin discriminar por orientación sexual). En cuanto a los motivos de consulta el más frecuente es la crisis de angustia debido a la dificultad de vincularse con otros.

   Las situaciones traumáticas inmediatas (como por ejemplo la granizada, un accidente con pérdidas de algún ser querido, una mala noticia, un despido laboral o la proximidad de algún episodio similar) aparecen también entre los motivos predominantes. Otras causales frecuentes tienen que ver con situaciones traumáticas no elaboradas (duelos, abusos, malos tratos y separaciones, entre otras).

   Respecto de las edades de las mujeres que consultan, los datos recolectados revelan lo siguiente: 10 a 19 años (5,30%); 20 a 29 (13,5%); 30 a 39 años (15,5%); 40 a 49 años (18%); 50 a 59 años (23%); 60 a 69 (12%); 70 a 79 (7%) y 80 a 89 (5,30%).

   En cuanto a los hombres, los porcentajes por edades son: 10 a 19 (7,80%); 20 a 29 años (31,1%); 30 a 39 (20%); 40 a 49 (12,20%); 50 a 59 (15.5%); 60 a 69 (8,90%);70 a 79 (3,30%) y 80 a 89 años (1,20%).

   Un dato importante a tener en cuenta es que del relevamiento surgió que el 90% de las personas que solicitaron el servicio de atención psicológica de urgencia demostró una predisposición favorable respecto de comenzar un tratamiento psicoterapéutico.

   El equipo de atención de urgencias psicológicas de la Red Psicoterapéutica funciona las 24 horas, todos los días del año, a través de una guardia activa. La atención se realiza en el lugar donde la crisis se pone de manifiesto (domicilio, trabajo, escuela). El trabajo del equipo está planteado básicamente como una alternativa de acompañamiento a través de la contención y de estrategias especializadas para situaciones donde tradicionalmente se acudía a la administración de psicofármacos o a la hospitalización.

   Una crisis emocional es un estado de desorganización, donde una o varias personas se sienten confundidas, con diferentes manifestaciones de malestar que los afectan en su vida diaria. La intervención en crisis se encamina a inducir a las personas a postergar las decisiones irreversibles (suicidio), hasta que pueda proporcionarse otra ayuda para sobrellevar la situación. Los primeros auxilios psicológicos (intervención de 1º grado) culminan cuando se construye el equipo terapéutico que tendrá a su cargo la intervención de 2º grado o terapia en crisis propiamente dicha. Vale aclarar que no siempre el o la consultante es quien efectúa el llamado. Muchas veces un familiar, un médico, un vecino, un allegado o un docente, es quien ve primero el problema.

. Para más información acerca de la investigación visitar el sitio www.redpsicoterapeutica.com.ar



   El predominio femenino de las consultas por crisis podría abonar la ideología machista y patriarcal que sostiene que los hombres son psicológicamente fuertes y las mujeres, más vulnerables. Sin embargo, el problema es de una complejidad tal que sería una afirmación muy reduccionista.

   La psicóloga y doctora en Filosofía , Annette Kmmerer, de Alemania , sostiene que la sobre-exigencia femenina y su dificultad para controlar las emociones han aumentado el diagnóstico de enfermedades mentales en mujeres y podríamos decir también de las crisis que de ellas derivan. Hoy, luego de años de investigación, encontró varias pistas para responder al por qué las mujeres son más vulnerables que los hombres a sufrir desórdenes mentales. En su explicación se unen factores biológicos (la mente femenina es menos capaz de regular las emociones que la de los hombres) y también los cambios sociales del rol femenino en las últimas décadas, entre otras cosas, por la creciente incorporación en el mundo laboral, la postergación de la maternidad y la multiplicidad de labores que debe cumplir. Por todo esto, las mujeres están expuestas a eventos de la vida más estresantes emocionalmente que los hombres, y eso es lo que las haria más vulnerables.

   Las exigencias que les hace la sociedad a las mujeres, son, el primer factor de vulnerabilidad. Muchas veces las mujeres sienten una culpa tremenda por no poder cumplir cabalmente con todos los roles asignados. Tienen más individualidad, más independencia, pero han pagado un precio muy caro por ella. Un ejemplo es el aumento de los conflictos al interior de las parejas, algo directamente relacionado con la individualización del sexo femenino.

   No obstante, para la experta no sólo los cambios sociales son responsables de los problemas de salud mental; también hay razones biológicas. “A pesar de que las mujeres de la nueva generación son más pragmáticas que sus antecesoras, siguen siendo más sensibles que los hombres a sus emociones El problema —sostiene Kmmerer— es que ellas se han convertido en una especie de esponja que absorben emociones, pero que cada vez tienen menos herramientas para manejarlas”.

   Los procesos de evolución, mutación y selección han dotado al sexo femenino de una fuerte carga emocional, y se ha comprobado que esta sensibilidad también acarrea mayores riesgos de desarrollar enfermedades. Las mujeres se involucran mucho emocionalmente, se comprometen profundamente, y tienen una capacidad mucho mayor que la del hombre para percibir expresiones emocionales no verbales, pero son menos capaces que ellos de regular sus emociones. Muchas veces no pueden vivir experiencias negativas, y al mismo tiempo superarlas y saber alejarlas. Otra característica que les juega en contra son sus hormonas.

   La psicoterapeuta considera que existen de manera general dos fuentes importantes de resiliencia (habilidad para resurgir de la adversidad recuperarse y acceder a una vida significativa y productiva). “La primera es el tener un buen vínculo con otras personas. Relacionarse de una manera segura significa que se logra experimentar el amor y la pertenencia, que los conflictos se pueden resolver y la persona logra tener una buena base emocional. La segunda fuente de resiliencia tiene que ver con desarrollar una buena autoestima. “La seguridad en sí mismo y el tener vínculos seguros son los factores más importantes en la prevención de cualquier desorden mental”, asegura.

   Por su parte, Riane Eisler, pensadora original y brillante, cuestiona la visión cerrada y limitada acerca de la concepción del mundo que establece la dualidad patriarcado o matriarcado. La autora apunta que existen alternativas de funcionamiento de la sociedad que van más allá de esta concepción y que las relaciones sociales no tienen que ser vistas sólo como relaciones de dominación, sino una sociedad solidaria en que las mujeres compartan los mismos derechos que los hombres.
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