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domingo,
04 de
marzo de
2007 |
Las mujeres no llegan al poder
Sólo el 20% de los cargos jerárquicos en universidades e instituciones de investigación está ocupado por mujeres. Las científicas señalaron que a iguales capacidades intelectuales que sus pares varones, las investigadoras suelen quedar relegadas de los puestos de decisión y tienen más problemas a la hora de conseguir becas y concluir doctorados porque las condiciones que se requieren son incompatibles, por ejemplo, con la maternidad. “En Argentina, el personal científico y tecnológico femenino ronda el 45 % en el total de categorías y disciplinas. No obstante, en puestos de decisión política y en los cargos de mayor jerarquía en la carrera, la participación de las mujeres desciende al 15 % y hasta 20 %” , afirmó María Elina Estebanez, de la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT).
Especializada en sociología de la ciencia, Estebanez señaló que en América Latina los guarismos son similares, aunque en algunos países de la región la participación total es mucho menor y llega, incluso, al 20 por ciento. “En todos los casos, cuando se analizan los cargos de mayor jerarquía política la presencia de las mujeres disminuye drásticamente”, concluyó Estebanez.
Para la directora de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, Eulalia Pérez, esta segregación no es exclusiva de la región y se acentúa en el campo de las ciencias “duras”, en las que la participación de las mujeres está mucho más relegada que en las ciencias sociales, llamadas “blandas”.
Como un fenómeno complementario que ayuda a ilustrar la situación, Pérez reveló que en España el 54 % de la matrícula universitaria está compuesta por mujeres y más de la mitad empieza un doctorado. “Si bien el 47 % concluye esos estudios de posgrado, sólo el 13 % llega a ser catedrática, que es el rango más relevante para los académicos y las académicas españolas”, observó la investigadora.
“El 12 % de los profesores españoles son catedráticos, una jerarquía que sólo tiene el 3 % de las profesoras” agregó Pérez, y dijo que en Alemania, Gran Bretaña y Francia, las estadísticas son similares.
Esta “masculinización” del poder es aún más visible en las ciencias exactas y determina la elección de las carreras: las especialistas destacaron que la matrícula femenina es reducida en estas áreas del conocimiento. Y dijeron que las preferencias, no sólo se deben a intereses particulares, sino que responden a conceptos muy arraigados en las culturas iberoamericanas que empiezan en las casas, se replican en las escuelas y se refractan a la hora de elegir un estudio superior.
“La inclusión se debe promover desde la educación inicial”, afirmó la funcionaria de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicet) de Chile, María Teresa Ramírez. En las universidades chilenas, dijo la científica, en ciencias sociales hay 40 mil mujeres inscriptas y 20 mil hombres, mientras que en ciencia y técnica, las estudiantes son 22 mil y los varones, 116 mil.
El ejercicio de la profesión y el acceso a becas y doctorados, también presenta dificultades para las científicas, que a menudo se topan con barreras no explicítas o “techos de cristal” que truncan sus carreras. Las becas de investigación y los doctorados coinciden con el período fértil de las mujeres y al momento de hacer evaluaciones, no siempre se contempla que una becaria o estudiante doctoral haya interrumpido el trabajo para tener un hijo.
“La inclusión, la igualdad y la equidad de género son temas prioritarios para la Organización de Estados Americanos (OEA)”, concluyó el director del departamento de ciencia y tecnología de ese organismo, el canadiense Michel Bergeron.
“Ciencia, gobernabilidad y equidad de género son cuestiones inseparables”, apuntó el científico, quien agregó que sin la inclusión de las mujeres en las ciencias, “el mundo se pierde el aporte fundamental y necesario de la mitad de su población”.
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