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domingo,
04 de
marzo de
2007 |
Mejor salud
Cuando se habla de “igualdad de género”, término totalmente incorporado ya en las organizaciones a nivel internacional, se habla del desarrollo pleno de la mujer en los planos educativo, laboral y social. Un estudio reciente de Unicef, la oficina de las Naciones Unidas para la infancia y la adolescencia, revela que además, la igualdad de género va de la mano con la salud de los niños. Porque de acuerdo con un estudio del Instituto de Investigación de Políticas de Alimentación Internacional, introducido en la versión 2007 del Informe sobre el Estado Mundial de la Infancia de Unicef, en América Latina las mujeres que tienen influencia en las decisiones de los hogares “mejoran a corto plazo el estatus nutricional de los niños”. Si las mujeres toman más decisiones en la familia, mejorarían además los cuidados prenatales y en el momento del parto, la alimentación de los niños y los índices de prevención contra enfermedades.
En el Fondo para la Infancia de la ONU se sostiene que los países obtienen un “doble dividiendo” al promover la equidad y la igualdad de géneros en el terreno del hogar, del trabajo con iguales remuneraciones, de la educación formal, de los derechos sexuales y del acceso a los cargos públicos, ya que “cuando las mujeres son sanas, han recibido una buena educación y son productivas, los niños y las niñas sobreviven y prosperan”, y estos beneficios se extienden hacia las generaciones futuras.
¿Y qué pasa con los varones? A la vez que otros estudios publicados recientemente en medios gráficos relativizaban bastante la responsabilidad de la figura paterna, este informe admite que los papás “desempeñan una función crucial en las vidas de niños y niñas”, pero advierte que a pesar de los grandes cambios que se han dado en el seno de la estructura familiar y de la mayor participación del varón en las actividades del hogar, en tareas que décadas atrás eran sólo responsabilidad de las mujeres, cuando se refiere a la relación con los hijos ellos siguen participando mucho más en las actividades recreativas que en el cuidado y en la educación.
La organización internacional hace hincapié en “promover el desarrollo de la mujer”, ya que según se señaló en las conclusiones del informe, “las mujeres suelen no intervenir en las decisiones más importantes del hogar y esto puede tener repercusiones devastadoras para la salud, la nutrición y la educación de sus hijos”.
Familia tipo
La familia tipo está lejos de ser el modelo universal desde el cual medir lo que pasa en todos los hogares. Más del 30% de las familias de la región están encabezados por mujeres y, en los distritos del Caribe, según señala el informe, la cifra alcanza más de la mitad. Sin embargo, cuando sí hay un varón en casa es frecuente que subsistan los tradicionales lazos de sometimiento: la juventud de la mujer frente al hombre, las brechas en el nivel de educación y la falta de independencia económica son las coartadas más frecuentes. Encuestas realizadas en 2002 en las zonas urbanas de la región mostraron que un 43% de las mujeres mayores de 15 años no tenían ingresos propios, frente a un 22% de los varones de la misma edad.
De hecho, el informe considera que las diferencias en el control sobre los ingresos familiares y sobre los bienes, la diferencia de edad, cuando como es frecuente, el varón es mucho mayor que la mujer, y las diferencias en el nivel de educación de ambos miembros de la pareja, son los principales factores que disminuyen la capacidad de negociación dentro del hogar.
En América Latina, asegura el estudio, “entre un 10% y un 36% de las mujeres”, seis millones de personas, son víctimas de la violencia familiar, que se cobra cada año la vida de 80.000 niños y jóvenes. Los chicos que sobreviven a la violencia familiar padecen sus consecuencias psicológicas a largo plazo, cuando no físicas, tanto en forma directa como indirecta, cuando ven sufrir esos malos tratos a miembros de su familia , a su mamá, generalmente, y muchas veces son castigados cuando pretenden intervenir.
La situación de violencia doméstica, según reconoce y resalta el informe de Unicef, “es un fenómeno generalizado en América latina”, aunque no sea percibido por igual en todas las áreas geográficas, y aunque en algunas culturas puntuales siga siendo naturalizado más que en otras.
El informe completo de Unicef a nivel global y su versión para América Latina pueden verse en: www.unicef.org/argentina.
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