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sábado,
24 de
febrero de
2007 |
Viajeros del tiempo
Guillermo Zinni / La Capital
Las desventuras de un Shakespeare apasionado. Hace tiempo que en la penitenciaría nacional está encerrado en una pequeña prisión celular un homónimo del inmortal poeta inglés William Shakespeare. Un día, hace de esto poco tiempo, fue a visitarlo a la cárcel un amigo y le dijo que su hija única, una linda muchacha italiana a quien él adora, había llegado a Buenos Aires. Al saber esta noticia, el penado vacila. Quiere ver a la hija, pero se resiste a presentarse delante de ella vestido con las prendas infamantes. Al fin, empero, triunfan en su alma los afectos de padre sobre todos sus escrúpulos y pide al amigo que le traiga a la niña. Aquel se lo promete y se retira. Más tarde vuelve, pero llega solo. Y entonces Shakespeare sabe lo que antes aquél le había ocultado: su hija ha sido traída a Buenos Aires por un tenebroso. Valiéndose éste de un engaño fácil, ha obtenido en el consulado de Italia un documento a nombre de aquél, con el cual hace venir a la joven aquí y en seguida la encierra en una casa de la calle General Urquiza. El preso, en la imposibilidad de correr a liberar al ser querido, y si acaso a castigar al ofensor, hubo de limitarse a hacer la denuncia del hecho ante el director de la penitenciaría, quien la ha puesto en conocimiento de la comisaría de Investigaciones. En el sumario interviene el juez doctor Constanzo y como secretario el señor Jiménez.
Francesitas. Mucamas francesas, 2 se ofrecen. Son jóvenes y de muy buena presencia, pero no saben hablar castellano. Ocurrir a "La hormiga". Mercado Central.
Familia de aves flemáticas. Se vende una gallina, un pollito y un gallo, ingleses. Pasco 847.
De última. Joven decente y de buena presencia busca trabajo de portero, peón u otra ocupación que aunque sea le permita vivir. Dirigirse por carta a J. F., restaurant Valtelinese, Córdoba esquina Paraguay.
Proeza policial. En Villa Dolores, provincia de Córdoba, un vigilante recibió orden de detener a un menor que había cometido algunas raterías. El agente se apresuró en cumplir el recado, y en previsión de posibles percances no tuvo mejor idea que conducir al muchacho enlazado por el cuello. El procedimiento hace honor a los procedimientos policiales, tanto más agrestes cuanto más se alejan de los focos de población y censura.
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