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sábado,
17 de
febrero de
2007 |
Rice instó a la reconciliación en su viaje a Bagdad
Bagdad- La secretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice, dijo hoy a los líderes iraquíes que aprovechen toda tregua de la violencia para avanzar con la reconciliación nacional, y agregó que la paciencia estadounidense no iba a durar por siempre.
Rice habló en un viaje sorpresa a Bagdad en el que destacó el progreso logrado en el inicio de una operación contra militantes en la capital, vista como el último esfuerzo para poner fin a la violencia sectaria entre la mayoría chiíta y la minoría árabe sunita.
“Este es un grupo de líderes que debe cumplir”, dijo antes de reunirse con los líderes iraquíes.
La alta diplomática estadounidense se reunió con el primer ministro chiíta, Nuri al-Maliki, el presidente, Jalal Talabani, y el vicepresidente sunita, Tareq al-Hashemi y luego declaró a los periodistas que los había instado a acelerar los esfuerzos para reconciliar a los grupos rivales.
También discutió la importancia de lograr la aprobación de la ley para la repartición de los ingresos petroleros y celebrar elecciones provinciales.
“Estados Unidos está invirtiendo mucho, especialmente la vida de nuestros hombres y mujeres uniformados, y el pueblo americano quiere ver resultados; no está preparado para esperar por siempre”, dijo Rice antes de completar su visita de medio día.
“(Pero) no estamos diciendo a los iraquíes que lo hagan para tal fecha,” dijo a los periodistas.
Mientras los ataques con coches bomba y las matanzas por parte de escuadrones de la muerte han mermado en Bagdad, la explosión de dos coches bomba en la norteña ciudad de Kirkuk provocó la muerte de al menos diez personas y dejó a otras 60 heridas en un concurrido mercado, dijeron fuentes de la policía.
“Tuvo un buen comienzo,” dijo Rice, en referencia a la “Operación para Imponer la Ley.”
“Lo importante es ver cómo los iraquíes usan el espacio para respirar que obtengan de ese operativo”, agregó.
Rice llegó a la capital de Irak un día después de que la Cámara de Representantes de Estados Unidos expresó su rechazo a la decisión del presidente George W. Bush de enviar 21.500 soldados más para ayudar en la ofensiva en Bagdad y en la violenta provincia de Anbar.
La decisión fue un desafío simbólico para la impopular guerra de Bush.
El gobierno de Bush enfrenta una creciente oposición en casa por la guerra de cuatro años en la que han muerto 3.100 soldados estadounidenses y cientos de miles de iraquíes.
Rice ahora se dirige a Jerusalén. Se reunirá con el primer ministro israelí Ehud Olmert y el presidente palestino Mahmoud Abbas el lunes.
En Bagdad, las fuerzas estadounidenses e iraquíes que vigilan la ciudad se han topado con poca resistencia en la operación.
La violencia también se redujo en las primeras etapas de fallidas campañas previas para controlar a la capital. Funcionarios estadounidenses advirtieron que la actual merma en el derramamiento de sangre duraría sólo mientras los insurgentes evalúan la situación.
La policía dijo que halló el viernes 11 cuerpos en las calles de Bagdad, frente a la cifra habitual de entre 40 y 50 antes de que fuera puesta en marcha la ofensiva.
El brigadier Qassim Moussawi, portavoz del general iraquí a cargo del plan, dijo que la cantidad de muertos había caído en un 80 por ciento.
Moussawi también dijo que las fuerzas de seguridad iraquíes habían encontrado 50 misiles en un almacén de armas cerca de Bagdad. "Los misiles fabricados en Rusia todavía son usables", dijo. (Reuters)
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