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 sábado, 17 de febrero de 2007  
La Sigen criticó la gestión de la UNR

Matías Loja / La Capital

Inexistencia de políticas de seguridad globales, debilidades de la normativa y del sistema de control interno del circuito de administración de proyectos de investigación, e inadecuada gestión de la recaudación y registro de los recursos propios son algunas de las irregularidades que presenta el gobierno de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), según un reciente informe publicado por la Sindicatura General de la Nación (Sigen). Funcionarios de la casa de estudios rosarina plantean reparos a los criterios para la confección del texto, al que califican “falto de objetividad”.

El documento del organismo de control gubernamental, publicado en diciembre pasado, se refiere a deficiencias y debilidades del sistema de control interno de la UNR, en base a datos proporcionados oportunamente por la Unidad de Auditoría Interna de la UNR y por la propia Sigen, correspondientes al ejercicio 2005.

El área de recursos humanos, en cuanto a la informatización y la actualización de los legajos del personal, junto con los expedientes de compras y contrataciones, son advertidas también por el organismo estatal como espacios donde se manifiestan ciertas debilidades en la gestión universitaria local.

“Dada la entidad de los hallazgos expuestos en el presente documento, se concluye que el sistema de control interno imperante en la Universidad Nacional de Rosario es débil, ya que presenta deficiencias en varios circuitos y áreas sustantivas del organismo, de manera tal que puede verse afectado el logro de niveles adecuados en cuanto a eficacia, eficiencia, economía y legalidad”, concluye la Sigen.

De tan sólo 16 páginas, la breve pero crítica evaluación del ente gubernamental, que se realiza anualmente para todas las universidades nacionales, toma como ejes de su examen 12 campos específicos, en los cuales se encuentran, según la Sigen, una serie de “irregularidades” del sistema de control interno de la UNR.

Entre las áreas evaluadas de la universidad rosarina se encuentran el otorgamiento de títulos, proyectos de investigación, recursos propios, presupuesto y los movimientos de fondos, observaciones que toman como referencia principal para su confección datos que aportan las propias instituciones de educación superior.

De hecho, a fines de septiembre pasado, la Sigen publicó en su página web (www.sigen.gov.ar), un informe de estado de situación de los principales aspectos de control imperantes en las casas de altos estudios del país durante el período 2003-2005. Las deficiencias generales encontradas giran sobre el inadecuado circuito de emisión de títulos, incumplimiento de las normativas vigentes e insuficientes controles en los departamentos de alumnos, entre otros campos evaluados.


Criterios de evaluación
“Con respecto a este informe, la primera hipótesis que propondría para analizar son los criterios de evaluación, con qué parámetros se hizo. Y de hecho, hay varios puntos de este informe donde, por su competencia, no son pertinentes que los haga la Sigen”, expresa el secretario general de la UNR, Enrique Bares.

El funcionario de la universidad local señala que en el sistema de educación superior argentino, y por imperio de la ley de educación superior, la evaluación del mismo “está claramente pautada por la Coneau (Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria)”.

En este sentido, Bares destaca que mientras la normativa universitaria es clara y precisa respecto de los criterios de control de la Coneau, “la Sigen, como es un organismo de contralor del Poder Ejecutivo sobre las cuentas y la administración pública, no presenta respecto de los distintos organismos pautas que tengan la misma precisión respecto de la cualidad de la institución que está evaluando”. Ante ello, el secretario general de la UNR cuestiona: “¿Con qué criterios la Sigen afirma lo que indica en el informe?”.

Un ejemplo de tal reparo lo plantea respecto de las debilidades que presenta el control de los proyectos de investigación. En efecto, el documento de la Sigen destaca que “la normativa interna dictada en la universidad exceptúa a los investigadores de presentar informes de avance durante el período de ejecución de los proyecto”, y que “la rendición de los fondos asignados a los proyectos no se realiza en tiempo y forma”.

Al respecto, Bares opina que las recomendaciones de la Sigen respecto a la presentación de informes de avance responde a un “criterio arbitrario desconocido”, además que es inexacta la inexistencia de este tipo de informes. “Cuestiono la observación, pero no por la observación misma, sino por la competencia de la Sigen para pedirme eso, porque no es par de la universidad, como si lo es la Coneau”, sentencia el funcionario, para quien este tipo de recomendaciones de la Sindicatura General de la Nación son, al menos, “improcedentes”.

De todas maneras, el secretario universitario comenta que en otros aspectos del informe, referidos a la gestión pública, sí tiene competencia la Sigen para hacerlo, pero aclara que en muchos de ellos, como el referido a las normas de procedimiento, ya están resueltos o en vías de hacerlo.

Por su parte, el titular de la Auditoría Interna de la UNR, Abel Santiso, opina que los de la Sigen son informes sólo de deficiencias, sin un trabajo interdisciplinario, que muestran sólo lo negativo del sistema, y que el organismo de control nacional no toma en cuenta que la universidad posee normas y lógicas “distintas del resto de la administración pública, que nacen de la ley de educación superior y no de la voluntad del Ejecutivo”.

“Parece que los que controlan no tienen en cuenta eso, entonces producen estos informes que son faltos de objetividad”, dice Santiso sobre el documento de la Sigen, al que nota como “informes amarillistas que poco aportan”. “Objeto el mecanismo, porque técnicamente son casi un libelo”, subraya el auditor de la UNR.


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