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lunes,
15 de
enero de
2007 |
Ambicioso,
talentoso
y excesivo
El ambicioso Nicolas Sarkozy, popular y, según sus detractores, populista, concentra desde hoy todas sus energías en el sueño de su vida: ser el próximo presidente de Francia. "Enérgico", "autoritario" y "excesivo" son los adjetivos que eligieron sus conciudadanos para definirlo en un reciente sondeo.
El más popular de los políticos de derecha franceses -muy por delante de Chirac o del primer ministro Dominique de Villepin-, tiene en su haber un discurso claro: la lucha contra la inseguridad y la inmigración ilegal, dos pilares sobre los que "Speedy Sarko" construyó buena parte de su fama.
Su destino se cruzó con el de Chirac en 1975, y se introdujo en su círculo privado gracias a su talento y a su amistad con la hija y asesora de comunicación del actual presidente, Claude. De ahí que el apoyo de Sarkozy, hijo de un aristócrata húngaro exiliado en Francia, a Edouard Balladur cuando era primer ministro, frente a Chirac (entonces alcalde de París) en las presidenciales de 1995, fuese vivido por éste como una gran "traición".
Pese a su meteórico ascenso de concejal de Neuilly (afueras de París) a los 21 años a ministro de Presupuesto de Balladur a los 38, Sarkozy pagó cara esa "traición" y vivió una auténtica travesía del desierto hasta que en 2002 entró en el actual gobierno.
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