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 domingo, 03 de diciembre de 2006  
¿Transición, sucesión o continuidad?

Silvia Ayuso

La Habana. - En Cuba se está preparando el terreno para un cambio que se aventura más o menos inminente. La ausencia de Fidel Castro ayer en el desfile militar, la gran cita en la que se esperaba su reaparición, parece confirmar esta tendencia que, sin embargo, en función de quién opine adquiere un significado totalmente distinto. La clave parece estar en el término que se use para hablar de una Cuba "post Fidel": transición, sucesión o continuidad.

Mientras desde fuera, sobre todo en EEUU, y en algunos sectores internos se reclama una "transición" que lleve a una apertura democrática, analistas y observadores ven en estos momentos una mera "sucesión" de poderes de Fidel a su hermano Raúl, el número dos de la jerarquía de la isla.

Lo que ha sucedido en Cuba con la delegación del poder -temporal, oficialmente- de Fidel a Raúl es una "sucesión, no una transición", según un diplomático europeo en La Habana. Para Julia Sweig, del Consejo de Relaciones Exteriores de EEUU, "ya está en marcha una exitosa sucesión de poder", según consideró en días pasados. Las autoridades cubanas, por el contrario, afirman que ni lo uno ni lo otro. De lo que se trata es de "continuidad", como ratificó el vicepresidente, Carlos Lage.

Menos de 24 horas antes, el canciller, Felipe Pérez Roque, advertía que los "enemigos" de la isla "se equivocan" si piensan que la "ausencia" de Castro "puede significar que las ideas, convicciones y principios que Fidel ha sembrado a nivel masivo en su pueblo y en el mundo pueden desaparecer".

Lo que parece claro es que incluso en la propia isla se han roto ya todos los tabúes en torno a la eventual muerte de Fidel. Algo que, por otro lado, tampoco es tan sorprendente teniendo en cuenta que el mandatario cubano cumplió ya 80 años.

Si bien su convalecencia -sobre todo la misteriosa causa de la misma- y su cada vez más incierto retorno parecen haber acelerado los acontecimientos, en la isla las autoridades cierran filas en torno a la idea de la "continuidad" de la "revolución", incluso tras la desaparición -física o de la escena política- de su inspirador.

Hasta el momento, la isla no ha variado su rumbo ni un ápice. En el pensamiento político de Fidel y Raúl Castro "no hay un alfiler de diferencia", sostenía el canciller cubano, Felipe Pérez Roque, hace unos meses. Pero desde fuera del gobierno, las cosas se ven distintas. A juicio de observadores y disidentes, "Raúl no va a hacer nada mientras esté vivo su hermano". Pero, ¿y después?

Analistas internacionales han venido insistiendo -pese a los desmentidos oficiales- en la posibilidad de algún tipo de apertura económica "a la china" o a la "vietnamita". Raúl Castro además, afirman, no tiene el "carisma" de Fidel. (DPA)
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