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miércoles,
29 de
noviembre de
2006 |
Reflexiones
¿Un mundo sin agua?
Por Andrés Oppenheimer
En viajes recientes a varios países latinoamericanos, muchos me han hecho la misma pregunta: si la región tiene asegurado un futuro próspero por el hecho de tener las mayores reservas mundiales de agua, que podría convertirse en el recurso natural más codiciado en el siglo XXI.
Antes de responder, vamos a los hechos. No hay duda de que hay un problema de agua en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud, hay 1.100 millones de personas en el planeta que no tienen acceso a agua potable. Por otro lado, América Latina es la región del mundo que tiene más agua: posee un 42 por ciento de las reservas de agua globales.
Así y todo, varios países latinoamericanos, como México, sufren de escasez de agua. Algunos expertos vaticinan que Ciudad de México podría quedarse sin agua en el 2007. El proceso de urbanización acelerada, la industrialización sin reglas, una agricultura poco eficiente, la corrupción y caños repletos de filtraciones han diezmado los sistemas de distribución de agua en muchos países de la región.
Algunos presidentes, como el venezolano Hugo Chávez y el boliviano Evo Morales, aducen que Latinoamérica es una región codiciada por el resto del mundo por sus reservas de agua. Chávez llegó a decir en un discurso el 29 de septiembre que "el agua es más importante que el petróleo".
Según un informe reciente del National Geographic News, el reporte diario del National Geographic Magazine, "•los adherentes a teorías conspirativas temen que Estados Unidos está tomando control secretamente de la mayor reserva subterránea de agua dulce de Sudamérica". Estos temores se refieren a la reserva Guaraní, que se extiende por debajo de una buena parte de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
"•La poca confianza en instituciones de préstamo apoyadas por Estados Unidos, junto con la presencia de tropas norteamericanas en Paraguay, han dado lugar a sospechas de que Washington está gradualmente tomando control sobre estas reservas como una forma de prepararse para la escasez de agua en Estados Unidos", dice el reporte.
Entre los adalides de estas teorías está el premio Nobel de la Paz argentino Adolfo Pérez Esquivel, que es citado en el artículo señalando que la presencia de entrenadores militares de Estados Unidos en Paraguay sería parte de una gran estrategia norteamericana para hacerse de las reservas de agua sudamericanas. "Estados Unidos ya tiene problemas de agua en sus Estados del sur", afirma Pérez Esquivel.
La mayoría de los expertos internacionales dice que estas teorías son boberías. En primer lugar, Estados Unidos podría tener problemas de agua en Estados del oeste, no del sur. En segundo lugar, Estados Unidos tiene comparativamente mucho menos problemas de agua que Europa, Asia o Africa. En tercer lugar, y lo que es más importante, el agua no será un recurso natural que se extinguirá en un futuro próximo.
Por el contrario, el agua será mucho más accesible en el futuro, porque la revolución tecnológica más importante de este siglo será la proliferación de cultivos resistentes a las sequías. O sea, ya se están produciendo semillas que requieren la mitad del agua que necesitaban hasta ahora.
Esto será un avance tecnológico crucial, porque actualmente un 70 por ciento del agua que se consume en el mundo se usa para la agricultura (y no, como muchos suponíamos, para el uso doméstico).
"Las nuevas tecnologías reducirán drásticamente el uso del agua para la agricultura", afirma Fernando Miralles-Wilhelm, un especialista en agua de Florida International University. "En diez o veinte años veremos un uso comercial generalizado de cultivos resistentes a las sequías. Además, va a haber un uso mucho más generalizado de la irrigación por goteo, como ya se ha estado haciendo por muchos años en países como Israel y Sudáfrica".
Mi opinión: estoy de acuerdo. Según me informan voceros de la industria agrícola, los cultivos que requieren menos agua saldrán a la venta aún antes, dentro de los próximos cinco años.
Todo este debate sobre el agua me recuerda las teorías -hasta no hace mucho populares- del economista del siglo XVIII, Thomas Malthus, quien pronosticaba que el mundo sufriría cada vez más hambrunas porque la población mundial crece a nivel geométrico (1, 2, 4, 6, etcétera) mientras que la producción de alimentos crece a nivel aritmético (1, 2, 3, 4, etcétera). Los malthusianos se equivocaron en grande, porque no tomaron en cuenta los avances tecnológicos. La "revolución verde" de mediados del siglo XX produjo un enorme aumento en la producción de cereales del mundo en desarrollo. Muy pronto, países como India, que sufrían de hambrunas, se convirtieron en exportadores de alimentos.
Lo mismo podría pasar con el agua. Aunque obviamente los líderes latinoamericanos tendrían que cuidar de sus reservas acuíferas y explotarlas más eficientemente, deberían destinar más de sus energías a mejorar la educación y atraer inversiones -como lo están haciendo China e India- en lugar de seguir esperando milagros de sus recursos naturales.
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