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miércoles,
29 de
noviembre de
2006 |
Pese a las presiones, Bush
enfatiza su discurso contra
el retiro de tropas de Irak
Riga. - El presidente George W. Bush, presionado para que altere su política en Irak, insistió ayer en que no será persuadido por ningún pedido para retirar las fuerzas estadounidenses antes de que el país quede estabilizado. "Hay una cosa que no voy a hacer: no voy a retirar a nuestros soldados del campo de batalla antes de cumplir la misión", dijo en un discurso en Letonia, donde asiste a una cumbre de la Otán. "No aceptaremos nada menos que la victoria, para nuestros hijos y nuestros nietos", recalcó. Entretanto, el Consejo de Seguridad de la ONU dispuso ayer prolongar por un año más el mandato para la tropa multinacional en Irak, dirigida por EEUU. De esta manera, los 160.000 efectivos que integran la fuerza podrán permanecer hasta el 31 de diciembre de 2007 en el país del Golfo Pérsico. El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, había pedido por escrito la continuación del respaldo militar.
En Washington, una comisión bipartidista está finalizando sus recomendaciones sobre Irak. El grupo, encabezado por el ex secretario de Estado James Baker y el ex representante demócrata Lee Hamilton, presentará el próximo mes sus conclusiones a Bush.
La comisión seguramente analizará la posibilidad de establecer un calendario para una retirada escalonada. "Seguiremos siendo flexibles y haremos los cambios necesarios para triunfar", afirmó ayer el presidente. Bush reconoció que mucha gente está en desacuerdo con su política para impulsar la libertad y la democracia en Medio Oriente. "Comprendo estas dudas, pero no las comparto", señaló el mandatario.
"Un plan de Al Qaeda"
Consultado sobre cuál era la diferencia entre una guerra civil y la actual ola de violencia en Irak, el mandatario afirmó que las últimas matanzas en el país árabe fueron producto de un plan de Al Qaeda consistente en cometer ataques que provoquen represalias. "Hay mucha violencia sectaria, fomentada en mi opinión porque los ataques de Al Qaeda hacen que la gente busque venganza", señaló.
Mientras Bush realizaba estas declaraciones, el Parlamento iraquí resolvía ayer extender por 30 días el estado de emergencia en el país, debido a la incontrolable ola de violencia que lo envuelve. El mandatario estadounidense tiene previsto viajar hoy a Jordania para reunirse con el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, y discutir la situación en Irak, donde se vive un violentísimo estado de confrontación civil semipermanente, en particular entre las comunidades árabes shiítas y sunitas.
Bush agregó que la situación en Irak comenzó a degenerar con el atentado que en febrero pasado destruyó la sagrada mezquita shiíta de la ciudad de Samarra, al norte de Bagdad, a partir del cual se desató una ola de ataques contra los sunitas.
El mandatario, que asiste en Riga a una conferencia de alto nivel de la Otán, obtuvo nuevos compromisos de los miembros de la alianza que tienen emplazados 32.000 soldados en Afganistán. Bush enfatizó que los comandantes de la alianza atlántica deben contar con los recursos y flexibilidad para cumplir su tarea, una aparente referencia al hecho de que solamente unos pocos países -Canadá, Gran Bretaña, Estados Unidos y Holanda- protagonizan las difíciles y arriesgadas misiones de combate en las provinciales meridionales contra los guerrilleros talibanes. "Para derrotarlos hará falta la plena dedicación de nuestros aliados", indicó.
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Tras un año en Irak, soldados norteameticanos regresaron a Texas.
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