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 miércoles, 29 de noviembre de 2006  
El gabinete mexicano suma a un polémico "mano dura"

México. - El presidente electo de México, Felipe Calderón, designó ayer como ministro del Interior a un ex gobernador considerado de línea dura, mientras el país atraviesa un agudo conflicto político en el sur y espera nuevas protestas de opositores de izquierda.

Francisco Ramírez Acuña, un abogado de 54 años que pidió hace días licencia como gobernador del estado de Jalisco, es visto como un hombre de mano firme para aplicar la ley, que no vacila en usar la fuerza pública para aplacar conflictos, lo que le ha valido críticas de grupos de derechos humanos.

Al nuevo secretario de Gobernación (Interior), amigo de la juventud de Calderón, le espera un gran desafío en el sureño estado de Oaxaca, que mantiene enfrentados desde hace seis meses al gobernador y a manifestantes que demandan su renuncia, y se ha convertido en el mayor conflicto político en el país.

"En su trayectoria como gobernante, como representante popular, el licenciado Ramírez Acuña constató la necesidad y el valor que tienen el diálogo y la pluralidad. A la vez, demostró la responsabilidad irrenunciable de hacer valer la ley", dijo Calderón durante el anuncio.

Ramírez Acuña deberá enfrentar también las protestas de izquierdistas lideradas por el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, que alegó fraude en las elecciones de julio y ha dicho que bloqueará al gobierno de Calderón. "Una democracia efectiva requiere de actores sociales fuertes", señaló el próximo secretario de Gobernación.

El nombramiento de Ramírez Acuña fue criticado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), de López Obrador, que es la segunda fuerza política en el Congreso. "Es un fascista. Vamos a ver más represión", dijo el portavoz, Gerardo Fernández, afuera de las oficinas de Calderón, donde miembros del PRD han instalado un campamento.

Por otra parte, Calderón nombró como secretaria de Relaciones Exteriores a la actual embajadora de México en Austria, Patricia Espinosa, una diplomática poco conocida y cuyo nombre no se había mencionado entre los aspirantes a la cancillería. El mandatario electo desea reimpulsar la política exterior, convertir a México en un actor clave internacionalmente y colocarlo a la cabeza de América Latina, contrarrestando la influencia del presidente venezolano, Hugo Chávez.

También dijo que buscará una relación más igualitaria con EEUU, el mayor socio comercial de México, con el que comparte una frontera de 3.200 kilómetros, y que insistirá en un acuerdo migratorio que Fox no pudo concretar. Calderón se refirió a la necesidad de que su vecino del norte tenga mayor corresponsabilidad en materia del narcotráfico, "un asunto en el cual este país -EEUU- que es el mayor consumidor de drogas en el mundo, tampoco ha hecho su parte", apuntó.
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