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domingo,
12 de
noviembre de
2006 |
"El poder del dinero es
terrible porque genera
muchos pedidos alocados"
Valeria es travesti y describe la dominación que los clientes ejercen sobre sus partenaires sexuales
Valeria es un travesti rosarino, tiene 35 años y convive con el virus del sida. Dice que siempre se cuidó y que, no obstante, el año anterior se enteró de su enfermedad. Testigo privilegiado y protagonista de la relación que se establece en el comercio de la prostitución, asegura que la dominación ejercida por el dinero sea quizás el vehículo fundamental de la propagación del sida. Coitos sin preservativos, alcohol, drogas, falta de educación y pobreza forman un cóctel que señala hacia una única dirección: la expansión del sida entre los integrantes de la comunidad de travestis.
-¿Cómo tomaste el hecho de tener que convivir con la enfermedad?
-Siempre fui consciente, me cuidé y me hacía periódicamente los análisis. Tuve una pareja durante cinco años y después tuve relaciones ocasionales. Pero el año pasado empecé a sentirme mal, con diarreas crónicas y tos. Siempre lo veía de afuera y pensaba que como era cuidadosa no me podía pasar. Estuve internada y ahí me enteré.
-¿Cuál fue tu primera reacción?
-Al principio me costó mucho. Me ayuda el hecho de pensar que es una enfermedad crónica y sigo al pie de la letra el tratamiento retroviral, además de cuidarme mucho porque ni tomo alcohol ni uso drogas.
-En los últimos años (los travestis) se convirtieron en el grupo más vulnerable y afectado. ¿Por qué creés que se da esa situación?
-Porque es el grupo más visible. Porque si bien la comunidad travesti no es demasiada en Rosario, es el grupo más expuesto.
-¿Se hacen sistemáticamente los análisis?
-No en todos los casos.
-¿Creés que hay relación entre la falta de cuidado y el uso de drogas?
El uso de drogas es muy frecuente, se ve mucho con la clientela y entre las mismas compañeras que consumen tanto en los boliches como en la calle. Y a veces son los mismos clientes los que te ofrecen. Es una cuestión de poder porque ellos te llevan drogas y te piden determinadas cosas, como que no uses preservativo por una cantidad extra de dinero porque le inhibe la erección. Después la decisión está en cada chica, porque cada una sabe los riesgos que corre.
-¿Qué otros pedidos hay en esa relación de poder que ejerce el cliente?
-La cuestión de poder que genera el dinero es terrible, porque se generan situaciones de muchos pedidos alocados o insólitos. Algunos te pueden pedir que no uses preservativos, pero otros te piden que uses guantes o que les prestes tu ropa.
-¿Y cuánto más te pueden pagar para mantener una relación sin preservativo?
-Y, te pueden llegar a dar bastante. Pero depende del nivel económico del cliente, hay gente que tiene mucha plata y te paga. Además, las travestis trabajan mucho más que las trabajadoras sexuales porque dan un servicio más completo sexualmente hablando.
-¿Hay verdadera conciencia de los riesgos a los que se exponen al acceder?
-Hay conciencia, pero el problema es que a determinada hora de la noche se pierde la conciencia por el alcohol, por las drogas y por el dinero. Le preguntas a cualquiera en el día y sabe que tiene que cuidarse, pero a las seis de la mañana la respuesta puede ser otra. A lo mejor al día siguiente le preguntás qué hizo y no recuerda por las drogas que utilizó. Generalmente se usa marihuana y cocaína.
-¿Cómo ves las campañas de prevención?
-Está bien el reparto de preservativos, pero no creo que todo se arregle con un profiláctico. Las campañas no sólo deben ser para las minorías sexuales, sino para toda la población y que tengan que ver con la educación de los más chicos en las escuelas. Esa es la base, porque con un preservativo no arreglás nada.
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