La vida cotidiana y la ciencia

Stella Maris Brunetto

Ensayo. El filantrópico doctor Guillotin, de Harold J. Morowitz. Tusquets Editores, Barcelona, 2006, 191 páginas, $ 36.
En la línea de divulgación que tuvo a Isaac Asimov como brillante cultor y a genuinos continuadores como James Burke (el que deleitara con su ciclo televisivo "Conexiones"), Harold Morowitz aparece de nuevo para reflexionar sobre algunos temas relacionados con su formación científica y sus inquietudes en campos variados.

Dueño de una singular capacidad para asociar cuestiones cotidianas con errores históricos o falsedades científicas, este neoyorquino biofísico y bioquímico propone recorrer esta obra a legos y especialistas para disfrutar de una curiosa gama de datos, análisis y comentarios.

En sus obras anteriores, "La termodinámica de la pizza" y "El quark y el jaguar", ya se habían plasmado las características de este tipo de trabajos que cobran cada día más adeptos y que son ejemplo de cómo pueden explicarse temas difíciles sin vulgarizarlos y poniéndolos al alcance de los que tienen a las ciencias (tanto fácticas como sociales) como una asignatura pendiente.

Y para los que transitan la investigación en alguna rama de las ciencias, dado que las especializaciones y ramificaciones en aumento no permiten abarcar la multiplicidad de temas que se despliegan día a día, una mirada que los conecte e integre resulta ser una útil y valiosa herramienta. Más aún cuando los seis capítulos en los que se desarrolla la totalidad del texto son cortos, al estilo de micro ensayos y pueden leerse en cualquier orden, o saltearse, a gusto de cada lector.

Tópicos relevantes y actuales como la importancia del cuidado del medio ambiente y otros de histórica raíz como las discusiones sobre el colonialismo y la visión europea sobre este punto, se dan la mano a partir de la visión de este divulgador que se revela como un ecléctico pensador y analista tanto como un disparador de futuras investigaciones que cada uno podrá acometer y completar desde distintas perspectivas.

El recorrido por los apartados del libro sugiere que el pensamiento de Morowitz no se detiene ante ningún hecho o fenómeno que se le presenta en su vida diaria, en un encuentro con académicos o en cualquiera de sus viajes. Su atención se asemeja a la que los chicos muy pequeños ponen en fenómenos u objetos y que disparan preguntas que a los adultos, atareados en la inmediatez del trajín diario, no se les ocurrirían. De esa postura, surgen los interrogantes y respuestas que va desplegando a lo largo del libro.

Así,podemos ir de la discusión acerca de la falsa paternidad de la guillotina (adjudicada por años a su promotor y no inventor, Guillotin) hasta las esculturas de la Isla de Pascua pasando por las discusiones sobre la bioética o la homeopatía con una claridad expositiva que no oculta la intención de abrir debates.