|
domingo,
05 de
noviembre de
2006 |
El clásico lo ganó el que jugó
Luis Alberto Yorlano
No es lo mismo jugar a la pelota que al fútbol. Jugar a la pelota es hacerlo en los baldíos, sin arcos reglamentarios, muchas veces con ladrillos marcando el poste o con las bolsas de la ropa que luego del partido hay que ponerse. Sin canchas con las rayas demarcatorias y sin árbitro. En el fútbol están todas estas cosas y además el reglamento. Al decir fútbol, decimos jugar a la pelota con un reglamento. Pero si no se sabe jugar a la pelota no se puede jugar al fútbol. Si repasamos a los grandes del mundo, vemos su origen en los lugares de pobreza y donde ese juguete, la pelota, lo deben compartir entre muchos chicos. Aquí se comienza el oficio de aprender a manejarla. Y después de esta técnica adquirida con las contínuas prácticas, se aplica dentro de un orden que se llama táctica. En el último clásico Central le ganó a Newell's jugando al fútbol y encima por goleada.
Como suelen decir algunos hinchas canallas le hicieron precio, estaba para mayor diferencia, no olvidemos que los del parque terminaron con dos hombres menos. Pumpido salió a destruir en lugar de construir. Cambió de posición a Ré formando una dupla sobre el lateral derecho con Araujo, con el solo fin de tomar en el campo de Central al Kily González. El medio campo era una peatonal y no sólo perdía en esa zona, sino que los toques y las rápidas devoluciones que a partir de tres cuartos de cancha armaban los volantes y los delanteros de Gorosito, fueron marcando el camino hacia un triunfo que se presagiaba y que se consolidó por la habilidad y reacción de sus dos hombres de punta., Wanchope y Marcos Rubén.
El de Costa Rica, por derecha y tras un enganche, tocó la pelota atrás para que la empujara Coudet y después el morocho pone el dos a cero ante una pelota que le regala Villar, y Ruben deja pagando a dos defensores y de derecha al segundo palo pone el tercero y la locura se hace dueño del Gigante.
En este clásico, como tantas veces se señaló en esta columna, fueron claro los objetivos que tenían los directores técnicos. Gorosito, buscaba la técnica de sus jugadores para encontrar una táctica donde tenía prioridad, el manejo de la pelota, la utilización de los espacios para las sorpresas y la habilidad de sus jugadores para marcar la diferencia en los últimos 20 metros. Lo consiguió y fue su mensaje hacia los hinchas canallas, como para que se den cuenta como quiere que juegue su equipo.
Por el lado de Newell's la situación y su futuro son preocupantes. Hay expulsiones que dan prueba de la falta de profesionalismo del plantel. Pumpido ha trabajado muy poco para conseguir otras variantes, que puedan suplantar la hegemonía del paraguayo. Siempre termina con el centro de Peralta o las llegadas de los hombres menos capaces de convertir. Y lo más grave es que por el momento y por los deterioros que tienen sus divisiones inferiores es muy difícil encontrar respuestas en un plazo inmediato.
Basta de los engaños interesados de una parte de la hinchada que quieren tapar estas cosas con actitudes de los hinchas, que son muy valiosas y sacrificadas, pero cuidado que el árbol no tape el bosque. La hinchada es muy importante, pero es necesario encontrar el equipo y los campeonatos. Así será muy difícil. No se puede seguir defendiendo este proyecto futbolístico, con jugadores que vienen al club para ver si pueden encontrar algo mejor.
Los de Central sintieron mucho más la camiseta. Tenía más hombres de sus inferiores que los leprosos y esto en los clásicos se nota. Central lo pasó por arriba en fútbol, en voluntad y en seriedad táctica. La estrategia aplicada por Pumpido no resiste el menor análisis. Mientras la mezquindad siga siendo su bandera, muy poco se puede esperar de su equipo. l
enviar nota por e-mail
|
|
|