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domingo,
05 de
noviembre de
2006 |
Empresas: cantinas saludables
Debemos considerar a la alimentación como uno de los determinantes dentro del proceso salud-enfermedad. En este orden, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que la preocupación por una dieta balanceada es tan importante como la prevención contra sustancias químicas nocivas o contra otros factores de riesgo laboral.
Una buena alimentación es beneficiosa para los empleados, porque los protege de algunas enfermedades, aumenta la motivación y la productividad en el trabajo. Por el contrario, la mala alimentación conlleva a la disminución del rendimiento individual, aumento de accidentes, ausentismo, incremento de los gastos indirectos y directos de la empresa y al incremento de los gastos de atención médica.
Según médicos especialistas en la temática, el hecho de brindar una alimentación adecuada a los trabajadores puede incrementar la productividad en un 20 %. De este modo, se puede definir la ergonomía de la alimentación como la correcta adaptación entre la dieta del trabajador y la tarea que realiza para optimizar su capacidad productiva individual.
Para calcular la dieta según el consumo calórico, se especifica un factor para cada tipo de actividad. Estos factores permiten calcular el gasto calórico total de una persona, en función de su peso y del tiempo dedicado a la realización de cada actividad. Para este cálculo, basta multiplicar el peso en kilos, por el factor correspondiente en función de la actividad que se trate y por el número de minutos empleados en realizar dicha actividad. Por ejemplo, el factor de actividad para trabajos ligeros (empleados de oficina, comercios) es 0,031; para trabajos activos (industria ligera, agrícola, construcción), 0,049, y para actividades intensas (mineros, leñadores, metalúrgicos), 0,096.
Un operario de la industria metalúrgica que realiza tareas durante 8 horas al día y pesa 70 kilos, registra el siguiente cálculo: 8 x 60 minutos x 70 kilos x 0,096 = 3225,6 calorías. Si se tratara de una mujer del mismo peso e igual actividad, las necesidades energéticas se verían reducidas en un 10%, es decir resultarían ser de 2903,04 calorías por día.
Debiera concebirse al ámbito laboral como uno de los sitios donde puede trabajarse el cambio de hábitos alimentarios, aceptando que resulta imposible pretender que un trabajador se alimente adecuada y saludablemente y realice actividad física, sin incorporar dichas rutinas a la jornada laboral.
Para promover y mejorar el estado de salud de los trabajadores a través de la alimentación se debe mejorar la oferta y disponibilidad de alimentos saludables, ofrecer conocimientos básicos relacionados con la nutrición y alimentación a los trabajadores y a la población en general, fomentar conceptos relacionados con la alimentación saludable a funcionarios y a los niveles de decisión de las empresas, mejorar los hábitos de consumo de alimentos en la empresa y ofrecer información que posibilite actuar como consumidor informado y responsable.
Se recomienda a las empresas personalizar dentro de lo posible, la dieta de los trabajadores según el tipo de tarea, auditar periódicamente la calidad de los productos consumidos y realizar controles bromatológicos periódicos tanto a los alimentos como al agua de consumo. Considerar dentro de los alimentos servidos en el establecimiento aquellos que favorecen la absorción de determinados productos químicos utilizados en los procesos de trabajo e incluir dentro de los exámenes de salud (pre-ocupacionales, periódicos) aquellas determinaciones que pudieran presuponer un desorden alimentario en el trabajador (colesterolemia, glicemia).
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