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sábado,
30 de
septiembre de
2006 |
De cuna leprosa
Opinión: El empate era cantado
Marcelo Mogetta / Ovación
Siempre me cayó simpático Colón, desde chico, desde los tiempos en que los planteles duraban por lo menos un año. Eso permitía que al menos conociéramos los jugadores de todos los equipos de memoria y juntar hasta casi completar los álbumes de figuritas. Así conocí a la Chiva Di Meola, Edgar Fernández y tantos otros. Nuestros mayores nos contaban que años atrás el sabalero le había ganado al mismísimo Santos de Pelé en un amistoso. Quizás de allí mi respeto y admiración por un club huérfano de campeonatos pero con una legión de hinchas casi tan seguidora y pasional como la nuestra. Las pruebas a las claras, tribunas repletas anoche en el Brigadier López. Todas, las de ellos y la de nosotros, por más que un absurdo dispositivo achique la tribuna visitante. Ridículo, qué quiere que le diga. Existiendo buena relación entre ambas parcialidades ¿para qué apiñarnos como piojos de peluca? Nuestros muchachos entraron desorientados a la cancha, quizás por el aliento al local "dale Negro, dale Negro" y Colón jugaba con camiseta blanca. "A quién le gritan?" parecía decir desde el arco Villar. "Traje mi propia hinchada" habrá pensado el Negro Ramírez, máxime después de abrir el marcador. No podía ser otro el resultado, dos técnicos ex arqueros. Dos equipos de iguales colores, de buen juego. Dos hinchadas populares, que cantan, gritan y alientan durante toda la semana. Demasiadas coincidencias, el empate era cantado. Aunque pensándolo mejor, no hace demasiado tiempo ya que venimos empatando con Colón?
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