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 sábado, 30 de septiembre de 2006  
Turf: La actividad hípica, sin salida

Todos aquellos que hace años participan de una manera u otra en el turf del interior ven como su deterioro es cada día más grave y en especial en los últimos años. Los causales de esta situación son varios, pero en este caso es interesante analizar si la relación entre el turf central, es decir de los máximos, con los hipódromos del interior mas cercanos a Buenos Aires es una de las que más incidió en esta decadencia.

Cabe recordar que La Plata transitó por el estado provincial, pasó sin suerte por la actividad privada y retornó a la esfera oficial, en idas y vueltas fruto de ideologías políticas del momento, y se observa que actualmente parece que la actividad está bien encauzada, se plantean interrogantes de respuestas nada fáciles. Por entonces y hasta ahora, San Isidro estuvo siempre en manos privadas y supo ser líder indiscutido del turf nacional. Sin embargo, lentamente fue perdiendo la delantera y que Palermo ha pasado a ocupar un lugar privilegiado en el concierto del turf latinoamericano.

Justamente Palermo, que tradicionalmente fue manejado por la lotería Nacional y que después de algunos fracasos de privatización, encontró su rumbo en manos de particulares. Pero su éxito no es solamente por una buena gestión administrativa, sino porque la empresa concesionaria hurgó en los vericuetos de la política hasta que obtuvo una inyección económica fundamental con recursos extra turfísticos (slots). En medio de todos estos avatares, los tres hipódromos grandes se unieron para crear la llamada Asociación de Hipódromos, con el objeto de fomentar y controlar la venta de sus apuestas hípicas en las distintas ciudades del interior.

Por eso, a mediados de la década del 90 se realizó una reunión entre las autoridades de esta A.H. con representantes de los propietarios de los hipódromos de Rosario, Santa Fe, Rafaela, Córdoba y Paraná, acompañados por el emblemático Ricardo Sauze que como anfitrión representaba a propietarios de Buenos Aires. No faltó un nutrido grupo de periodistas de medios del interior. La A.H. que de alguna manera se aseguró la exclusividad de los derechos de televisación de sus respectivas carreras para todo el país, buscaba acuerdos con los dirigentes chacareros, asegurándoles que con esas imágenes se lograrían no solamente más apuestas en el interior, sino también más interés en el turf en general, ya que los propietarios implícitamente buscarían como correr con sus ejemplares en los hipódromos máximos.

Sin embargo, el turf del interior, si bien se aseguró las imágenes, perdió el control de las apuestas, que hasta entonces era propio. Y que podía producir ganancias interesantes, ya que generalmente se convertían en bancas, descargando a Buenos Aires solamente los boletos considerados peligrosos. Cuando intentaron objetar el nuevo sistema, la respuesta fue tajante. "O venden con las máquinas de la A.H. o no hay televisación". Los representantes del interior argumentaron que en otros países, Brasil, Francia o Alemania por ejemplo, las imágenes estaban en la calle es decir en agencias de acceso libre y que se podía apostar sin limitaciones en cualquier lugar.

Que la tecnología de las comunicaciones tendía a ello y que sería inevitable la generalización de la imagen y las apuestas a todo público en un plazo no muy lejano. Pero la cosa fue así. Y los Jockey Clubes del interior se vieron limitados en sus ingresos por contratos a suma fija o eventualmente a un porcentaje muy modesto sobre las apuestas totales de cada plaza. Han pasado una década y lo comentado por ese grupo representativo del turf del interior demostró que tenía una visión acertadísima de un escenario futuro que coincidentemente se dio. Hoy existe el Turfito en la Capital Federal y en el territorio bonaerense donde en muchas agencias de Lotería se pueden ver las carreras y jugar en máquinas "vende-paga".

Si bien por ahora solo incluye a Palermo, es casi inminente el agregado de San Isidro y La Plata. A nadie le cobran entrada para ver imágenes y apostar y por la cantidad de agencias en el sistema Turfito se supone que es conveniente para los agencieros. Ahora se dispone de las imágenes de los tres grandes en forma gratuita en internet. Desde los domicilios se pueden ver las carreras y apostar a organizaciones perfectamente identificadas y -posiblemente- también a la tradicional banca clandestina. Los directivos del interior tenían razón. Los de la A.H. no supieron ver más allá de sus narices. Y ahora cobran con una moneda parecida a la que le dieron a los Jockey Clubes provincianos.
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