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sábado,
30 de
septiembre de
2006 |
El debate por la nueva ley de educación
"La obligatoriedad es pura retórica si no se garantizan el acceso y la permanencia escolar"
El pedagogo Mariano Narodowski considera que el anteproyecto del gobierno nacional es débil y declamatorio
Marcela Isaías / La Capital
"No se trata de declarar, se trata de comprometerse con seriedad por la educación". La definición es taxativa y la hace el doctor en educación Mariano Narodowski, luego de considerar que el anteproyecto de ley de educación nacional es sobre todo declamatorio.
Narodowski es el director del área de educación de la Universidad Torcuato Di Tella y uno de los pensadores más prestigiosos que tiene el ámbito educativo.
Sin vueltas, sentencia que la obligatoriedad de la escuela secundaria, contemplada en el anteproyecto de ley que se espera aprobar antes de fin de año, "es un paso adelante". Pero enseguida aclara que se convierte en "pura retórica si no se estipulan claramente las garantías sociales de igualdad de oportunidades en el acceso y la permanencia en la escuela".
La semana pasada el ministro Filmus presentó el anteproyecto de norma que dejaría sin efecto la ley federal de educación, aprobada en 1993 y que hasta la fecha no ha traído más que dolores de cabeza al sistema educativo argentino.
Para el profesor, la opción elegida por el gobierno nacional para hacer frente al fracaso de la ley federal de educación es débil, porque se queda en el aspecto normativo y no avanza con acciones concretas para mejorar la educación.
-En líneas generales, ¿qué opinión le merece el anteproyecto de ley de educación?
-El proyecto es un paso más de la política educativa del actual gobierno, quien incluso ha reconocido que sus logros son legislativos: ley de 180 días de clase, ley de financiamiento educativo y ahora esta ley de educación. La opción elegida es débil ya que apuesta al cambio normativo más que a la acción concreta de mejoramiento de la educación. Y es paradójica en un país poco dispuesto al cumplimiento de leyes, y sospechosa viniendo de un gobierno aficionado a los decretos de necesidad y urgencia. Frente al evidente fracaso de la ley de 180 días de clase y a las dificultades que presenta la ley de financiamiento (recordemos que por esta ley el •presupuesto educativo crece en la medida que crece la economía' por lo que el crecimiento del 2007 será inferior al del 2006, entre muchos otros problemas) vale dudar acerca de la efectividad de una nueva ley sin una voluntad política y una pasión por la educación que hasta ahora no se han visto. Los que nos opusimos a la ley federal y a la política educativa del menemismo vemos en este "estilo legislativo" del Poder Ejecutivo una propuesta light, superficial, que termina siendo una cortina de humo para no afrontar con seriedad los problemas de fondo que seguirán existiendo con la nueva ley.
-El anteproyecto propone más años de escuela obligatoria, mejoramiento en la carrera docente, volver al viejo esquema de primaria y secundaria, entre otros puntos salientes ¿Alcanza para revertir las fuertes desigualdades que hay en materia educativa?
-Según las declaraciones del ministro Filmus, el punto fuerte es la obligatoriedad del secundario. Si bien la obligatoriedad me parece un paso adelante, es pura retórica si no se estipulan claramente las garantías sociales de igualdad de oportunidades en el acceso y la permanencia en la escuela. Por el contrario, el proyecto no brinda medidas concretas para detener el proceso de exclusión y segregación socioeconómica que vive la sociedad en general y la educación en particular. No creo que haya un sólo adolescente que no curse la escuela media por no ser obligatoria sino por las condiciones sociales y escolares que se les imponen. Este enfoque del proyecto del gobierno era propio del siglo XIX cuando se sancionó la ley 1.420 y hoy resulta insuficiente y en cierta forma cínico. ¿Cómo evita una declaración de obligatoriedad la deserción escolar en el secundario? ¿Piensan ir a buscar a los adolescentes con la policía? No se propone absolutamente nada concreto para cambiar la organización del secundario, que se llame polimodal o media, dure tres, cinco o seis años, conserva la organización pedagógica de la década del treinta del siglo XX.
-¿La debilidad del anteproyecto radica en los aspectos que señala?
-La debilidad del proyecto es su enorme carga declamativa y su baja calidad operativa, especialmente en temas de inclusión, justicia social y generación de condiciones para la calidad. Un solo ejemplo es ilustrativo: en el proyecto se declama que los cargos docentes deben ser obtenidos por concurso, cosa que es correcta. En la Ciudad de Buenos Aires, a pesar de que la ley así lo regula, desde 1986 no hay concursos para profesores de escuelas medias. En el lanzamiento del proyecto estaban el ex ministro de educación de la Ciudad de Buenos Aires y actual ministro de Educación nacional. Las gestiones en ambos cargos suman siete años al frente del ministerio ya sea con Menem y Grosso, Aníbal Ibarra o Jorge Telerman: ¡siete de los 20 años en los que no hubo concursos docentes! La pregunta es: ¿Si no lo hicieron antes existiendo la ley que los obligaba, para qué proponen lo que no cumplieron? ¿Por qué lo cumplirían ahora?
-La aplicación de más años de obligatoriedad, según el anteproyecto, queda sujeto a las "posibilidades" de cada provincia, a una implementación gradual. ¿No se corre el riego de repetir lo que pasó con la ley federal, que cada provincia hizo justamente lo que pudo o quiso, generando fuertes desigualdades en el derecho a educarse?
-Cuando la ley federal de educación determinó una única estructura de 9 años de EGB y tres de polimodal sus defensores (entre los cuales hay varios funcionarios de alto nivel del actual gobierno) argumentaban que una única estructura iba a solucionar la fragmentación que en aquella época se daba entre escuelas nacionales y escuelas provinciales y las diferencias entre provincias. A pesar de ello, estallaron varias configuraciones nuevas que en vez de tender a dar cuenta de la diversidad regional, provincial o local contribuyeron a profundizar la fragmentación Es obvio que el problema de fondo son las asimetrías del federalismo argentino sumado a las dificultades de la clase política de gestionar adecuadamente. El proyecto del gobierno parece ingenuo porque no sólo que no unifica sino que duplica las estructuras (una de 6 + 6 y otra 7+ 5) a la vez que no plantea soluciones a los problemas del federalismo. Es obvio que los peligros de profundizar la fragmentación seguirán hasta tanto no se tomen medidas políticas y no meramente legales.
-Entonces, ¿cuál sería un camino viable para hacer que los chicos estén en la escuela y aprendan, o sea garantizarles el derecho a educarse?
-He propuesto la Carta de Ciudadanía Escolar: el ingreso universal por hijo para todas las familias con hijos en edad escolar. Esto traería como consecuencia una reducción de la pobreza por la vía de la redistribución del ingreso, una reconversión de los planes sociales a favor de estrategias que eliminan el clientelismo y una jerarquización de la educación escolar bajo el lema "El lugar de los pibes es la escuela". Esta idea ha sido promovida desde hace varios años por varios sectores políticos y sociales y constituiría un aporte verdadero desde lo social y lo educativo. El gobierno no ha hecho esta propuesta porque parece más preocupado en reducir el stock de deuda externa que apostar al desarrollo por la vía de la educación. Por mi parte, entiendo que la única opción de desarrollo que tiene la Argentina es la educación y todos los recursos deben estar al servicio de las escuelas, los docentes y los alumnos. No se trata de declarar, se trata de comprometerse con seriedad por la educación.
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“El proyecto oficial no soluciona los problemas del federalismo”, dice Narodowski.
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