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 domingo, 24 de septiembre de 2006  
Ansiedad: miedo a los exámenes

Todas las personas sentimos ansiedad al enfrentarnos a situaciones en las que nos jugamos algo importante. Es normal, y hasta bueno, pues nos activa física y mentalmente preparándonos para la acción. El problema surge cuando la ansiedad aparece de forma excesiva y continua, descontrolando nuestros pensamientos y nuestra conducta, e impidiéndonos alcanzar los objetivos propuestos.

Los exámenes son pruebas en las que como estudiantes hay que demostrar el nivel de conocimientos y el repertorio de habilidades en determinadas materias. Los que experimentan una alta ansiedad a ser evaluados sufren una merma importante en su ejecución. Si esta circunstancia se repite con cierta frecuencia, aparecen entonces sentimientos de desánimo y desconcierto, que pueden conducir a los estudiantes que los sufren a dejar de presentarse a los exámenes, e incluso al abandono progresivo de los estudios.

El problema principal aparece cuando se entra en el círculo vicioso del miedo: miedo a sentir esa ansiedad que paraliza, anula la capacidad de actuar y pensar de forma adecuada. Esta se manifiesta a través de una serie de síntomas:

  • A nivel físico: alteraciones del sueño, en la alimentación, dolores de estómago, dolores de cabeza, sensación de paralización, náuseas, taquicardias, opresión en el pecho.

  • A nivel de la conducta: debido al malestar que experimenta, el estudiante puede escapar con comportamientos como pasarse horas y horas viendo la televisión, durmiendo o simplemente dejando pasar el tiempo delante de los libros. En ocasiones hasta puede refugiarse en el alcohol o el consumo de algún narcótico (le sirve para evadirse de la realidad y tranquilizarse).

  • A nivel del pensamiento: casi todo lo que piensa es negativo. Por una parte, se infravalora (soy incapaz, no sirvo para esto, voy a hacer el ridículo) y, por otra, anticipa las consecuencias negativas del suspenso (me van a bochar, me va a ir mal, qué dirán mis padres, no voy a poder acabar mis estudios).

    En la situación del examen, el estudiante imagina y experimenta todo lo peor, y esto puede ocurrirle tanto a alumnos brillantes (más bien perfeccionistas y en un ambiente en que sienten que son valorados por sus resultados y no por sus cualidades personales), como a aquellos con un rendimiento más desigual. Y las consecuencias son una merma importante en el rendimiento y una creciente apatía y desmotivación.

    Para afrontar este tipo de situaciones de ansiedad, es importante realizar un trabajo previo, anterior al examen, adquiriendo buenos hábitos y técnicas de estudio y planificación del tiempo, y preparándose mentalmente para romper el círculo vicioso de la angustia. Para eso es importante:

  • Practicar técnicas de relajación, prestando especial atención a la respiración, para que sea cada vez más pausada y profunda.

  • Detectar cuáles son los pensamientos que producen ansiedad y hacer con ellos una lista.

  • Observar cuáles de estos pensamientos no son operativos, porque no son reales, o bien porque no facilitan la consecución de objetivos (estudiar y aprobar); porque al que estudia no lo hacen sentir tranquilo y seguro, o simplemente restan energía para estudiar.

    Lo siguiente es cuestionar estos pensamientos. Repetir estos pasos de forma activa y con cierta frecuencia ayuda a superar la ansiedad.

    Marilina Moreschini

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