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domingo,
24 de
septiembre de
2006 |
Eclipse solar
Se dice que hay un eclipse solar cuando la Luna oculta al Sol desde algún punto de la Tierra. Esto puede pasar sólo durante la Luna nueva, es decir cuando el Sol y la Luna están en conjunción en la misma posición del zodíaco. El eclipse del 22 de septiembre fue anular, o sea que la Luna no ocultó completamente al Sol (se ve un anillo alrededor). Aunque dura unos pocos minutos, desde la astrología se sostiene que sus efectos pueden llegar a sentirse hasta 6 meses después de haberse producido.
Los eclipses son importantes porque la Tierra es un enorme imán (los griegos descubrieron ese magnetismo). La energía magnética contiene a la eléctrica (fuerza electromagnética), y vivimos inmersos en un mundo de energía y ondas. Como reza una antigua máxima hermética, "en el universo todo vibra". La energía electromagnética es utilizada en radio y TV, y penetra en nuestro mundo y en nuestro cuerpo del mismo modo que los rayos X.
Una parte de esta energía proviene del Sol, otra de la Tierra y otro tipo de energía procede de la galaxia. No es de extrañar que los eclipses alteren nuestro campo energético, ya que los seres humanos estamos constituidos por fibras nerviosas con campos electromagnéticos que transmiten y reciben mensajes al cerebro y a otras partes del cuerpo a nivel físico. Además, como la Luna interfiere en la energía que recibimos del Sol, puede disminuir nuestra vitalidad.
Este eclipse se hizo en el 29 grado de Virgo (para interpretar de qué manera afecta hay que estudiar en qué casa de nuestro mapa natal se sitúa), y observar qué áreas están enfatizadas o en crisis. Los signos más perjudicados por este eclipse son los mutables: Virgo, Piscis, Géminis y Sagitario.
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