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domingo,
24 de
septiembre de
2006 |
Entrevista con el titular de la Afip
Abad: "A los exportadores
de granos no les va tan mal"
El jefe de los recaudadores relativizó el impacto de las retenciones. "El que gana, la tiene que poner", dijo
Rodolfo Montes / La Capital
La muy nombrada reforma impositiva, aseguran, se va a concretar. Aunque ningún funcionario se arriesga a pronosticar cuándo. Ni cómo. En cambio, el para qué, queda más o menos claro. La Argentina va para el tercer año de crecimiento al 9%, la pobreza bajó más de 20%, pero la relación de ingresos entre los deciles extremos (10% más rico contra el 10% más pobre) continúa en niveles indecorosos: cerca de 30 a 1, y se impone achicar la brecha. ¿El camino más efectivo?: la reforma tributaria.
"Yo creo que el que gana más tiene que pagar más, la Argentina hoy revienta de proyectos nuevos, así que el que gana bien, la tiene que poner. De todos modos, no soy el encargado de diseñar un nuevo sistema tributario en la Argentina. Tal vez se avance con cambios graduales, o tal vez se haga una reforma integral, son opciones. ¿En 2008?, podría ser", dijo Alberto Abad, director de la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip), sentado a la mesa en un restaurante de Puerto Madero, frente a una ensalada caprese decorada con hojas de albahaca que languidecían con la espera.
Abad se ubicó de espaldas al ventanal que mira al Río de la Plata y se prestó a la curiosidad periodística, con abnegación, durante larga media hora. Luego pidió un unos minutos para abocarse a su ensalada. Y le indicó a su director de prensa: "Para la próxima visita de periodistas, ¿no me podés traer gente muda, que no pregunte?", se rió, y todos celebraron.
En la Afip -que recauda doce mil millones de pesos por mes y tiene 6 millones de contribuyentes-, "preferimos la persuasión al apriete", confirmó Abad, a propósito de su diferencia de estilo con el segundo gran recaudador de la Argentina: el duro Santiago Montoya, subsecretario de Ingresos Públicos bonaerense.
Aunque el apriete no deje de ser apriete, cuando está matizado por la sutileza. "Mandamos cartas invitando a más 600 mil contribuyentes a que coloquen en blanco a sus empleadas domésticas", destacó Abad. "Es una invitación, no es un apriete, aunque es verdad que hay mensajes, y metamensajes", dijo, mostrando su manejo de una disciplina como la semiótica, y también de la ironía.
Sistema nervioso
En plan de dar a conocer cómo funciona la cada vez más eficiente maquinaria recaudadora de impuestos, Afip abrió las puertas del núcleo de su sistema nervioso central: el remozado centro de cómputos de Paseo Colón 635, que unifica 35 mil millones de datos de los argentinos. Y esta vez, lo hizo en exclusiva para periodistas de medios rosarinos. En el moderno edificio puede verse un panel central de control -una pantalla gigante, equivalente a una de cine, completamente digitalizada y divida en sectores- dónde los contadores numéricos van indicando, segundo a segundo, el ingreso de dinero a las arcas del Estado Nacional.
El exitoso ciclo actual de la recaudación de impuestos en la Argentina se constituyó en una de la patas de la estabilidad y crecimiento económico del actual gobierno. Pero los evasores siguen siendo demasiados. "Nosotros dimos un salto tecnológico muy importante en los últimos tres años, y los resultados están a la vista. Ahora se puede navegar por nuestros programas, entrar el dato de una patente de un auto, y saber quién es el dueño, que propiedades tiene, de qué empresas es socio y si pagó o no pagó sus impuestos". Pero de ahí a lograr que el contribuyente pague lo que tiene que pagar, suele haber un trecho. "La Justicia tiene sus tiempos, es verdad que nosotros manejamos una cantidad de información que no siempre se logra utilizar para lograr cobrar más impuestos", reconoció Abad.
Luego, el jefe de la Afip terminó su ensalada, bebió una copa de agua mineral con gas, y continuó, en este caso con la realidad santafesina. "La evasión es un problema del mundo y también nuestro. En el caso de la venta de cereales en negro en la Santa Fe -y en otras provincias- bajamos el IVA para achicarles el negocio, colocamos muchas restricciones para la creación de nuevas empresas, pero de todos modos no podemos estar nosotros parados en cada tranquera de cada campo, cuando llega un tipo con una valija de plata y se lleva el camión de cereales", ejemplificó Abad.
Como era de esperar de un funcionario como el Administrador General, la defensa de la política tributaria nacional fue definitiva. A propósito de la pregunta sobre el siempre vigente reclamo por la baja en la alícuota en las retenciones a las exportaciones agropecuarias, Abad disparó: "Yo observo a los exportadores, a los socios de la Bolsa de Comercio, y los veo rozagantes, de buen semblante. Igual que el precio de los campos, que no paran de subir, si no fuera negocio, el precio de la tierra bajaría. A mí me parece que a esta gente no le está yendo mal, como dijo Alfonsín: «A vos gordito no te van tan mal»".
La educación
La Afip busca, al cabo, aprovechar el envión recaudador del actual ciclo económico positivo para provocar un cambio definitivo de imagen en la sociedad. Una cuestión de educación, una transformación cultural. Un gran desafío. "La recaudación de impuestos no fue enseñada en las escuelas como una actividad fundamental del Estado. Hay muchos ejemplos, como en la histórica ciudad de los niños de La Plata, donde estaban representados todos los estamentos básicos del Estado, pero no había una oficina para pagar impuestos. A los chicos no se le enseñaba que había pagar impuestos", recordó Abad en Puerto Madero el último martes.
Antes de despedirse, y sin probar casi bocado del postre, Abad aclaró que la pelea por cobrar impuestos será siempre insuficiente, aunque sea vital para la organización del Estado.
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Fotos
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El jefe de la Afip defendió los controles sobre la cadena de cereales y oleaginosas.
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