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sábado,
23 de
septiembre de
2006 |
Se hizo pasar por cliente
para asaltar una librería
Preguntó a los empleados sobre textos en inglés y luego los amenazó con un arma. Se llevó $5.000
"¿Te vas a hacer el loco?", preguntó, pistola automática en mano, el hombre de camisa verde y gorra amarilla al empleado de la librería Stratford de Santa Fe 1340 cuando no quedaban otros clientes en el negocio. El ladrón llegó cinco minutos antes del cierre y simuló interesarse en libros en inglés mientras esperaba que se fuera el último cliente. Así, en cuestión de pocos minutos y con la frialdad de un profesional, se apoderó de cinco mil pesos y huyó.
Cuando ocurrió el asalto, el jueves a las 19.30, en el local sólo quedaban dos empleados, Silvana y Guillermo. El último cliente en arribar al comercio era un hombre de unos 35 a 40 años que ingresó sin despertar la menor sospecha. "Incluso llegó a preguntar precios y cuestiones generales de algunas publicaciones en inglés", comentó Héctor Altisent, el encargado de la sucursal rosarina de la cadena Stratford Books Service (SBS).
Una vez que se retiraron los clientes, el delincuente decidió que había llegado la hora de terminar con la farsa. "Se acercó al mostrador, donde estaba Guillermo y sacó el arma, que por las descripciones que hicieron los chicos podría ser una pistola calibre 9 milímetros. Le preguntó al empleado si se iba a hacer el loco y Guillermo, obviamente, le dijo que no. Entonces se lo llevó junto con Silvana para la oficina que está en la parte trasera", agregó Altisent.
Los empleados no estaban en el local cuando este diario recababa testimonios en el lugar. Pero según le contaron al encargado, el ladrón se movió por el local con mucha confianza y no ejerció violencia física. Al contrario, se lo vio relajado cuando, por ejemplo, les tuvo que atar las manos con precintos de plásticos y dejó apoyada su arma sobre un mostrador mientras lo hacía. Después pidió las llaves de la caja de seguridad y se apoderó de cinco mil pesos en efectivo para luego escapar con la misma tranquilidad.
"Conocía los movimientos del local, porque cuando encañonó a los empleados fue directamente hacia la oficina de atrás en lugar de ir a la planta alta o al subsuelo", sostuvo el encargado.
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