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 sábado, 23 de septiembre de 2006  
La entidad maneja el turf del interior

Esta actividad hace unos años que no funciona como corresponde y nace una pregunta. ¿Cuáles son las causas de este retroceso?. La mayoría se justifica por la crisis económica, la desocupación, la competencia de juego que tienen resoluciones inmediata-loto, quini seis, brinco, raspadita, quiniela, etc.

Pero en general siempre hubo crisis, bronca y hambre, y sin embargo el turf era floreciente y sistemáticamente surgían nuevas apuestas que con seguridad tenían una gran aceptación por parte de los apostadores. Para superar esta situación los dos hipódromos-Palermo y San Isidro-crean la Asociación de Hipódromos, hoy inestable, que ponen condiciones para habilitar agencias aun con los cambios en la legislación bonaerense. Esta situación otorga aparente supremacía de Palermo en las decisiones de la A.H. Pero que característica y antecedentes tiene los que manejan Palermo y a su vez tendrían tantas influencia sobre el turf argentino.

Se sabe que pertenecía al sector eminentemente financiero y esto lo que demuestran en actitudes y enfoques considerando en forma de casi similar un interventor común con aquel que no invierte en un caballo de carrera. En primero calcula siempre algunas tasas de ganancias, mientras que el segundo logra concretar una gran ilusión que le permitiría tan solo soñar con correr algunos de los grandes clásicos, en los hipódromos máximos o que le pueda llegar a vender al exterior. Esta es la gran diferencia ya que jugar con la computadora del totalizador permite ver la sensibilidad de los futuros dividendos de cada carrera, pero no permite llegar a la sensibilidad del burrero.

Sobre esta diferencia existen innumerables ejemplos analizables para colaborar con la indemnización del turf siempre que no se pierda la esencia que demanda los llamados amantes del turf, que además mantienen la actividad, más allá de los innumerables problemas que se suscitan normalmente.


La actividad en un segundo plano
Todo parece que no existen diferencias significativa para A.H en el tratamiento de las negociaciones entre una agencia, como puede ser el gran Buenos Aires y los Jockey Clubes del interior. No se vislumbra diferencia o no se quiere ver la política que estaban llevando estos dirigentes capitalinos, en la condiciones para cada uno de estas entidades. La A.H. argumenta que una agencia en una extensión directa del hipódromo de origen hacia un barrio, pueblo o ciudad y consecuencia una vez que envió el dinero o balance de lo apostado frente a lo acertado ha cumplido casi con el 100% del objetivo de la agencia y de la A.H.

En síntesis, se trata de captar el máximo de juego del área de influencia de la agencia, no vislumbrarse otro beneficio en un mediano o largo plazo. Esta entidad vino en busca del juego, propietarios, cuidadores, ejemplares, jockeys y ahora también los apostadores y al interior a cambio no le da absolutamente nada, porque el porcentaje de la jugada para las entidades madres le alcanza apenas para cubrir algunos gastos.

Los Jockey Clubes del interior, tienen un costo operativo muy elevado y fijo, además sus estatutos los obligan a mantener un hipódromo, con resultados económicos catastróficos por su pésima administración y en consecuencia no arrojan superávit. Su principal poderío es como proveedor de caballos de carreras, quiérase o no, para que vayan a competir a los principales hipódromos, tal como viene sucediendo en el caso de Rosario, en los últimos años.

Quieren todo el juego. Parece lógico que una agencia se le solicita la totalidad de lo apostado y no venga con otra derivación. Esas apuestas deben ir al totalizador y sus dividendos no deben ser derivados a otro contexto, pero en el interior las cosas suceden muy diferentes. Solo pedirle por cada jornada hípica una determinada cantidad de dinero, por ser tan solo agencias, eso no es ver el futuro del turf y es mirar solo lo económico. Si esto sigue así, en poco tiempo los circos máximos no contaran con caballos para organizar carreras.

La A.H. puede ceder algo y exigir más y mejores carreras en los hipódromos locales y así se asegura caballos para sus carreras ayudando así a los propietarios del interior que están por la reactivación del turf y además por un cambio, principalmente en el manejo dado por los dirigentes de los J.C y gremialistas.

Esto se puede medir a través del desastroso resultado logrado por estos dirigentes que parece saben poco o nada de turf. Con estas malas funciones están perjudicando directa o indirectamente a la actividad y nadie da respuestas con soluciones. El número de reuniones paupérrimas, bolsa de premios cuya mayor parte son aportadas por los propietarios-ratificaciones, inscripciones, remates obligatorios, transporte, etc.

Y el resultado financiero de sus balances, como asimismo el nivel de endeudamiento al que se llegado. Por eso hay que medir resultados y dar menor ponderación a las promesas de sus dirigentes y no se debe olvidar el estamento oficial de la hípica, donde todos demuestran gran interés y alta predisposición para la nueva alternativa.
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