Editorial

Kirchner y un viaje crucial

E l actual gobierno argentino encabezado por Néstor Kirchner se ha caracterizado por mantener dos líneas de acción claramente divergentes en el ámbito nacional y el internacional: mientras en el frente interno ha modificado bruscamente los parámetros económicos vigentes durante la década de los noventa, con el señalado éxito que permiten confirmar las cifras, las relaciones que ha mantenido con gran parte de las potencias del Primer Mundo han oscilado entre los roces y la indiferencia, en franca contraposición con anteriores gestiones. Sin embargo, todo indica que el viaje a los Estados Unidos del presidente y su esposa puede marcar un cambio en el conflictivo rumbo que hasta ahora había signado gran parte de la política exterior llevada adelante por la administración kirchnerista.

Un hecho de fuerte carácter simbólico puede ser el que señale la concreción del inesperado viraje: la inauguración, mediante el clásico toque de campana, de la ronda de negocios de la Bolsa de Nueva York, en Wall Street, por parte del jefe del Estado argentino. Pero no solamente este suceso -sobre cuyo poder metafórico no debería dudarse- indica que a pesar de la manifiesta simpatía "K" hacia el régimen chavista venezolano el justicialismo continúa siendo fiel a su marca capitalista, sino también las palabras pronunciadas con posterioridad por el primer mandatario: "Volvimos al lugar que no debimos abandonar".

Esa frase, que fue emitida durante el transcurso de un desayuno con empresarios, señala la apertura de un escenario nuevo: el del intento de seducción presidencial a posibles inversores internacionales.

La desconfianza hacia la Argentina parece ser, pese a dicha tentativa, la sensación que predomina en el ámbito del gran capital internacional, a tal punto que uno de sus más representativos órganos de prensa lanzó críticas opiniones, que no se privaron de utilizar la ironía como arma ofensiva: el influyente diario económico The Wall Street Journal publicó un editorial cuyo título -"¡Vaya campanero!" - ya reflejaba con suficiente claridad la posición que se sostenía. Entre otras cosas, el ácido artículo hacía referencia a "dejar clavado a un acreedor" y al "asalto a la seguridad jurídica".

De todas maneras, resulta fuera de toda duda saludable la inédita flexibilidad demostrada esta vez por el santacruceño. A pesar de que el "default" de la deuda externa -exitoso desde el punto de vista local, penoso para muchos honestos inversores extranjeros y también argentinos- todavía eriza la piel de muchos, es con pasos como el dado por Kirchner que se logrará surcar la larga distancia que aún separa a la Argentina de la confianza empresarial.

La prosperidad nacional y el proceso de reactivación no podrán sostenerse de manera indefinida sin una inyección de capitales. Conscientes del déficit que se padece en la actualidad en tan crucial rubro, el presidente y su elenco han cruzado una barrera que hasta el presente no se habían animado a trasponer. Los resultados de la jugada, no exenta de audacia, todavía son una incógnita. Ojalá el éxito sea el saldo final, para beneficio de todos los argentinos.