Año CXXXVII Nº 49241
La Ciudad
Política
Economía
La Región
Información Gral
El Mundo
Opinión
Policiales
Escenario
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Educación


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 17/09
Mujer 17/09
Economía 17/09
Señales 17/09
Educación 16/09
Estilo 16/09
Salud 13/09
Página Solidaria 13/09
Palabras más 02/09
Autos 24/08

contacto

servicios
Institucional

 sábado, 23 de septiembre de 2006  
A pesar de las denuncias, Lula sigue siendo el favorito

Buenos Aires.- La reelección del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, parece asegurada, pese a los escándalos de corrupción que tiñeron una campaña que se desperezó después del Mundial de fútbol y en la que la oposición aspira, modestamente, a poder disputar la segunda vuelta.

Sólo la remota posibilidad de que la Justicia impugne el triunfo de Lula por considerarlo corresponsable de la compra de un dossier para perjudicar a la oposición podría cumplir el deseo de su principal adversario, el socialdemócrata Geraldo Alckmin, quien el jueves dijo sin tapujos que “hay que alejar a Lula (del poder). Es lo más práctico”.

Pero esa alternativa, posterior a un eventual triunfo en primera vuelta, desataría una hecatombe política y de movilización social, con la que amenazó el nuevo coordinador de la campaña de Lula, Marco Aurelio García.

El gobernante Partido de los Trabajadores (PT) ya no es la temida fuerza izquierdista que atemorizaba a la comunidad financiera internacional y que en la campaña del 2002, fuga de capitales mediante, obligó a Lula a acceder a grandes concesiones o enfrentar un default más costoso que el que ya vivía Argentina.

El desencanto de las izquierdas brasileñas -y de América Latina- con Lula, la fuerte limitación a sus proyectos de cambio social impuesta por su política económica ortodoxa y el estallido en junio de 2005 de denuncias de corrupción que pusieron en crisis a su gobierno y partido, no parecen haber mellado, sin embargo, su posibilidad de acceder a un segundo mandato.

¿A que se debe esta aparente invulnerabilidad del presidente Lula?

“La esperanza vence al miedo”, su eslogan de campaña del 2002, se cumplió, pero el costo fue leonino y reconocido por el mismo PT.

Con todo, el flamante gobierno prefirió pagar ese costo a enfrentar el cataclismo social que implicaba el default de una inmensa deuda estatal, en su mayor parte -a diferencia de Argentina-, en manos de bancos y fondos de pensión locales, que acaparan el ahorro interno del país.

También hubo logros sociales para los pobres, mucho menores que los prometidos, pero en general superiores a los vividos desde el retorno a la democracia en 1985.

La pobreza tuvo la mayor caída en la última década al pasar del 28,2 por ciento de los brasileños en 2003 al 22,7 el año pasado, con lo que ahora afecta a 42,5 millones de personas, según la Fundación Getulio Vargas (FGV).

“La pobreza metropolitana, que había aumentado mucho desde 1995 a 2003 (durante los dos mandatos del ex presidente Fernando Enrique Cardoso 1994-2002, hoy líder de la principal oposición), bajó de 22 a 16 por ciento”, destacó el coordinador de la investigación, Marcelo Neri, citado por la agencia italiana Ansa.

Según el estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) a mediados de 2005 se habían creado algo más de tres millones de puestos de trabajo formales y Lula se encargó de remarcar que en los dos mandatos de Cardoso, sólo 737 mil.

El programa Bolsa Familia, en el que derivó modestamente el Plan Hambre Cero, hace que 11 millones de familias indigentes reciban 30 dólares mensuales, para intentar comer tres veces por día, como prometió Lula.

A principios de este año el presidente brasileño otorgó una suba del salario mínimo de 300 a 350 reales, unos 157 dólares. “En términos reales, descontada la inflación, el aumento fue del 13 por ciento, el mayor reajuste desde 1980, hacía 26 años”, reconoce Ceferino Reato, a quien no puede acusarse de oficialista, en su libro “Lula, la izquierda al diván”.

Además, la polémica reforma de las jubilaciones estatales que generó una dura pulseada social y también un cisma dentro del PT -entre otros legisladores expulsados, está la hoy candidata del izquierdista Partido Solidaridad y Libertad (PSOL), senadora Heloísa Elena- permitió a 40 millones de personas acceder a una jubilación mínima, según el gobierno.

Pero Lula también se quejó días pasados de la ingratitud de los más ricos, los banqueros, que “nunca ganaron más plata”, dijo, gracias a la estabilidad macroeconómica, altas tasas de interés, fuertes subsidios a los exportadores y una baja inflación, que favoreció el ahorro de sectores medios, pero sólo un escaso crecimiento económico.

Sin embargo, es inocultable que el establishment brasileño es mucho más benigno con Lula en la actual campaña por su reelección.

Coincidentemente, Cardoso, líder de la alianza del centrista Partido Social Demócrata (PSDB) y el derechista Partido del Frente Liberal (PFL), que lleva a Alckmin como candidato a presidente, evitó el impeachment (juicio político) de Lula.

De este modo, el escándalo de los “mensalaos” (sobresueldos a legisladores a cambio de apoyo político), no terminó como querían los sectores más duros de la oposición y se impuso la estrategia de desgaste de Cardoso: “vamos a dejar a Lula sangrando” para evitar su reelección, definió a mediados del 2005.

Pero el carisma de Lula, que según encuestas aparece como “el padre de los pobres”, un apelativo que sólo ostentó en Brasil Getulio Vargas en la década del 40 al 50, y su decisión de echar a todos los que fuese necesario por actos de corrupción, mantuvo su imagen ante una gran parte del electorado, que además sospecha que ese mal es endémico en la política brasileña.

En definitiva, a mediados de febrero de 2006 la encuestadora Sensus daba la primera señal de la resurreción de Lula y, por lo tanto, del fracaso de la estrategia opositora de desgaste.

El mandatario, por primera vez, encabezaba las preferencias electorales a una distancia de 10 puntos de su hasta ese momento principal oponente, José Serra, quien hoy es el favorito candidato a gobernador de San Pablo, luego de ceder la posta de la carrera presidencial a su correligionario Alckmin. (Télam)


enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo



  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados