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 sábado, 23 de septiembre de 2006  
Taller de robótica en el Centro Educativo Latinoamericano
La tecnología según los chicos
No pasan los 12 años y ya diseñan y fabrican pequeños autos, barcos y robots desde la escuela

Micaela Pereyra

"Es una grúa que parece una jirafa sin patas", propone divertido Juan Pablo mientras su compañero Facundo explica que lo fabricado aún no es lo que esperan porque todavía les falta ubicar unas piezas para que la grúa logre más fuerza en la pinza. Uno y otro tienen 8 años y participan junto con otros setenta chicos del taller de robótica que se desarrolla desde hace siete años en el Centro Educativo Latinoamericano.

En este espacio, los chicos de 1º a 6º año de la EGB se dedican a construir con ladrillos, motores y sistemas eléctricos todo tipo de aparatos: autos, barcos, robots y dispositivos con movimiento surgidos en la imaginación de cada uno.

"Es una innovación muy grande para ellos porque construyen con ladrillos y después les agregan los manejos automáticos, entonces van comprendiendo el proceso de automatización", señala la profesora del taller Marisa Carrizo. En el taller los chicos desarrollan a pleno su creatividad, intentan hacer realidad sus más ocurrentes ideas mediante la aplicación directa de saberes técnicos adquiridos en el mismo espacio, en clases, de publicaciones sobre electrónica y robótica e incluso de internet.

"Este barco podría ser de verdad", afirma Felipe, que junto a Eric, Angelo y Santiago construyó un barco de guerra con los colores de la bandera argentina. Otro grupo de varones de 9 años muestra un barco que tiene movilidad. "Es para navegar en el mar, tiene un motor y una hélice, también tiene velas con engranajes, unos ventiladores en el mástil y cañones a los costados para tirar misiles", describe Nacho.

Para lograr sus creaciones los chicos utilizan elementos de la física, realizan operaciones matemáticas, aprenden la automatización de los sistemas, mecanismos de construcción y equilibrio, sistemas eléctricos y, sobre todo, intentan resolver problemas. "Además trabajamos mucho en lo actitudinal ya que tienen que acordar decisiones en grupo y compartir los recursos", subraya Marisa Carrizo, también licenciada en educación tecnológica.

El taller está dividido en tres niveles: al principio trabajan con vigas, conocen las dimensiones de una pieza y los tipos de motores; luego le agregan movilidad a los primeros objeto (incorporan los motores y la sistematización, para construir poleas y palancas e inventar elevadores, ascensores, puertas corredizas y grúas). Y en el último nivel trabajan con sistemas eléctricos y motores más avanzados que pueden desarrollar acciones más complejas: los objetos pueden adelantarse, retroceder, moverse para un lado y para otro. "Hasta el año pasado este robot sólo caminaba para adelante y movía los brazos para el costado, ahora el robot puede darse vuelta y levantar los brazos, ¡se saca el sombrero!", exclama Bruno que trabaja con Fernando en perfeccionar los engranajes que dan animación a su invento.

En la etapa final los chicos descubren que con los motores más complejos los objetos pueden maniobrar de muchas formas y así lograr mecanizaciones avanzadas con resultados óptimos. "Pueden planear nuevas acciones reprogramando el sistema que es cada vez más complicado alcanzando de esta forma sus propias innovaciones tecnológicas", resume la profesora Carrizo.


Diseñar y jugar al fútbol
"Me imagino dibujando autos para alguna marca, vengo acá porque me gusta diseñar cosas", define Sebastián que no tiene dudas acerca de sus deseos y asiste al taller desde hace varios años. "Yo quiero hacer un edificio, de muchos pisos y con ascensores", dice mientras que Federico quiere hacer aviones: "Me gustaría hacer uno de verdad que pueda ir por el espacio".

"A mí me gusta venir al taller porque podemos armar nuestros juguetes", resalta Matías mientras se divierte con un autito que maneja con un control. "Elegí el taller de robótica porque cuando sea grande y a lo mejor se me rompe el auto o algo en mi casa voy a saber de electricidad y lo voy a poder arreglar", avizora Maxi al mismo tiempo que su compañero Emiliano aclara: "Mi papá es arquitecto y yo también quiero construir casas".

Con un dejo de timidez Facundo se sincera y asegura: "Yo quiero ser jugador de fútbol", al tiempo que sus compañeros empiezan a gritar lo mismo al unísono y todos risueños se imaginan detrás de la pelota.

Además del taller de robótica, los chicos de la EGB 1 y 2 del Centro Educativo Latinoamericano (Pellegrini 1332) pueden asistir a los talleres de cine con inglés, teatro negro, guitarra, flauta, cerámica, pintura, cerámica escultórica, coro y expresión corporal.
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Pieza por pieza. Los chicos construyen de manera creativa ingeniosos aparatos.

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