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domingo,
10 de
septiembre de
2006 |
De los zares al libre mercado
La historia de Rusia de los últimos siglos ha sido tan cambiante e interesante como ninguna otra. En 1613 el zar Miguel III Fiodorovich inició los 300 años que la dinastía de los Romanov gobernaría la nación. El último zar de aquel linaje, Nicolás II, abdicó en 1917 y luego fue asesinado por la revolución bolchevique de Lenin y Trotsky. Tras una cruenta guerra civil, en 1922 se creó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que se prolongó hasta 1991 cuando oficialmente dejó de existir.
Fue durante este período de su historia cuando los rusos debieron afrontar una de las peores amenazas de toda su existencia: el nazismo. De 1941 a 1945 la URSS libró lo que ellos denominan la gran guerra patria contra los alemanes, que comenzó con un peligroso repliegue hacia el interior pero culminó con el avance del ejército hasta la propia Berlín.
Se calcula que unos 20 millones de rusos —entre militares y civiles— murieron en la Segunda Guerra Mundial. Pero ese no fue el único desafío que amenazó a la nación entera. Napoleón, en 1812, había intentado conquistar Rusia y también fue derrotado. Los moscovitas quemaron parte de la ciudad para expulsar a los invasores franceses. Y lo lograron. En 1914 Rusia participó de la Primera Guerra Mundial, que causó millones de víctimas y devastó su economía. Lenin, cuando tomó el poder, firmó la paz y sacó al país de la contienda bélica.
Tras la derrota del nazismo, a partir de 1945, la URSS de Stalin se convirtió en una superpotencia militar y comenzó a disputarse con Estados Unidos áreas de injerencia en todo el mundo. Comenzó así la Guerra Fría, que tuvo picos de tensión como el conflicto por los misiles en Cuba, pero que nunca derivó en enfrentamientos abiertos.
Una vez disuelta la URSS como consecuencia de la glasnost (transparencia) y perestroika (reformas) implementadas por Mijaíl Gorvachov, el último secretario general del Partido Comunista ruso que gobernó el país, comenzó una gran turbulencia política y económica. El socialismo no pudo ser salvado y se derrumbó, como el muro de Berlín y los gobiernos comunistas que respondían a los soviéticos.
El cambio, con Boris Yeltsin como presidente, fue dramático por el brusco giro al capitalismo que dejó huérfanas de protección social a millones de personas.
Intentos de golpes de Estado, mafias enquistadas en el poder, crisis económicas y financieras, devaluación, inflación y una sociedad castigada como nunca antes por una pobreza desconocida —nada nuevo para la Argentina—, marcaron varios años de inestabilidad.
El país comenzó a recuperarse lentamente durante el último lustro, a entrar en una economía de mercado más racional y a equilibrar sus cuentas. Vladimir Putin, su actual presidente, logró reducir la inflación y elevar el nivel de vida de la población. Rusia integra hoy el Grupo de los 8, que reúne a los países más industrializados del mundo, como Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, Francia, Japón, Italia y Canadá.
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