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 domingo, 10 de septiembre de 2006  
Seguridad en sí mismo para crecer

Gustavo Conti / La Capital

"Si hubiésemos tenido la decisión de ganar lo hubiésemos conseguido". Así empezó Gorosito su balance de la derrota ante San Lorenzo. Pero como si las palabras del técnico ya hubieran sido mamadas puertas adentro, también los jugadores se refirieron en términos similares. Bien. No sirve buscar excusas cuando se necesita crecer, porque cuando aparecen los errores es fundamental apuntarlos bien y para eso es prioritaria una profunda mirada introspectiva.

Más allá de los problemas por lesiones y expulsiones que vienen poceando el camino canalla en este Apertura, lo cierto es que ante San Lorenzo quedaron expuestos otros que los trascienden y que conspiraron con la obtención de un mejor resultado, que estuvo al alcance de la mano.

Central pareció resolver rápido los arrebatos rivales y eso aparece como un claro síntoma de que cuando lo dispone, puede. Por eso el técnico y los jugadores hablaron de "decisión". De entrada San Lorenzo lo puso en apuros pero en diez minutos salió del sofocón, le marcó el territorio e hizo ver que Saja no sería un espectador de lujo.

Pero cuando percibió que podía controlarlo al santo, bajó las revoluciones y no buscó lastimarlo. Las nulas proyecciones de Villagra en el primer tiempo, contrastando con las de Moreira (improductivas en su mayoría, pero fue de los dos laterales el que más buscó), fueron acaso el mejor síntoma de esa sensación.

Que quedó más expuesta luego del gol de Darío Bottinelli en el inicio del complemento. Central salió como un león herido, Villagra se animó, metió el pase gol del empate de Ruben y enseguida casi marca el segundo. Pero cuando nuevamente volvía a poner en aprietos al equipo de Ruggeri, Gorosito sacó a Conca en su único buen momento del partido, otra vez se relajó y San Lorenzo lo noqueó.

Esta caída, que en la práctica supone un paso atrás en un momento inoportuno donde justamente se precisaba lo contrario, debe servirle de Biblia para lo que vendrá. O aplica con mayor constancia sus virtudes de equipo seguro de lo que quiere que deja entrever, o se lo comerán sus vacilaciones. Será la pelea entre la actitud conformista o la de ir siempre por más. O más bien, la de un Central timorato o la de un Central determinado. Porque se sabe, en el Libro Sagrado, los tibios son los vomitados de Dios. l
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