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 domingo, 10 de septiembre de 2006  
Inspecciones, planillas truchas, amenazas y "rebotes"

"Los changos jóvenes se entusiasman con un sueldo de cuatro mil pesos y salen a la ruta. Pero debían ganar seis mil pesos por las horas extras que aceptan trabajar. Nuestro convenio fija el sueldo básico en 1.630 pesos y quieren cobrar más, pero si se hace respetar el pago de extras, cobraría 50 por ciento más por hora trabajada", indica Juan Carlos Gregorat, secretario general de la Asociación Obrera de la Industria y el Transporte Automotor de Córdoba (Aoita).

"Tenemos cinco juicios contra la empresas Sita y Mercobus Plus Ultra, pertenecientes al grupo empresario liderado por el empresario Jorge Lagos. El año pasado le hicimos tres paros a la empresa por condiciones de trabajo y salarios. Lagos nos decía que «quien quiere descansar que lo haga»", aseguró el dirigente.

En Sita "se adulteran planillas para que figure que hay trabajadores de franco, cuando no lo están. Hay choferes que llegan a un destino y a las tres horas deben volver a salir. En ese lapso, tienen que lavar el coche, cargar combustible, almorzar y descansar", afirmó Gregorat.

"Hace 8 meses se allanó la empresa y se secuestraron 50 cajas con documentación "Ahí se puede demostrar cómo los choferes son obligados a hacer rebote, llegar a destino y partir de inmediato", indicó.

"Es complicado trabajar en la concientización de los compañeros. Cuando los toman los hacen firmar una renuncia en blanco. Les corresponde cobrar dos mil, le pagan mil pero entregan un recibo por los dos mil. "Veíamos un caso: un muchacho a quien le correspondería ganar siete mil pesos, le abonaron 3.500 y de ese dinero, sólo 1.500 era en blanco".

"Con los inspectores de la CNRT hemos hecho bajar en la terminal a compañeros que trabajaban más de 20 horas, la empresa ponía a una pareja fresca, pero a los otros dos anteriores los llevaban en auto a la salida de Córdoba para que vuelvan a subir al ómnibus, burlando a los controles", aseguró el gremialista.

"Le hicimos tres paros y logramos tener delegados, pero los querían despedir. Los choferes tenían miedo porque la firma amenazaba con el cierre de la fuente de trabajo", señaló Gregorat.
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