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 domingo, 10 de septiembre de 2006  
Tecnología. Entrevista a Alfredo Boselli, especialista en nanotecnología
"Los agroalimentos, un cliente inesperado"

El grupo de trabajo del Laboratorio de Micro y Nanotecnología del Centro Atómico Constituyentes tomó notoriedad a raíz del desarrollo de una nariz electrónica. Alfredo Boselli, uno de los integrantes de ese equipo, estuvo en Rosario durante la edición de Tecnoar 2006 sobre el presente de la nanotecnología. En diálogo con La Capital reconoció que -a diferencia de lo que preveía cuando él incursionó en el tema- uno de los nichos más interesantes para desarrollar en nanotecnología en la Argentina es el sector de la agroalimentación.

-¿Qué posibilidades tiene Argentina para producir nanotecnología?

-Tenemos un campo muy reducido. Podremos trabajar en cosas muy concretas, en nichos tecnológicos en los que se puede llegar a ser competitivos. Uno de esos nichos es la agroalimentación y las aplicaciones espaciales. Es un disparate suponer que uno podrá competir con los países del Primer Mundo. Además, estos nichos estarán vinculados con desarrollos que le interesan a los países líderes.

-¿Dónde está parada hoy Argentina?

-Es un germen en cuanto a realizaciones y relativamente desarrollado en cuanto a facilidades instrumentales. En recursos humanos tenemos un centenar de personas con capacidades vinculadas con este tema que podrían trabajar en cualquier lugar del mundo en el primer nivel. Estamos un tanto atrasados en cuanto a las facilidades a nivel laboratorio, pero en este momento trabajamos con el Inti en la formación de laboratorios de área limpia, donde las condiciones climáticas y de limpieza son muy rigurosas para poder trabajar con dispositivos tan pequeños.

-¿Qué aplicaciones pueden tener las narices electrónicas?

-Empezamos ese proyecto junto con gente de la Universidad de Buenos Aires pensando que podría tener aplicación, fundamentalmente, en problemas ambientales. Pero a medida que avanzamos y tuvimos algún tipo de publicidad en los medios nos empezaron a convocar gente vinculada con la industria del alimento, que consideró que la nariz es un buen instrumento para hacer un seguimiento de procesos industriales en la producción y estado de conservación de los alimentos. Así, nos encontramos con un cliente no esperado, que era el cliente de la industria agroalimentaria. Y entonces empezamos a desarrollar narices electrónicas especializadas en este tipo de cosas.

-Ya se están comercializando.

-Están en un estado primario de comercialización. Estamos haciendo algunos a pedidos para grandes empresas, como es el caso de grandes cerveceras y para otra compañía que se ocupa del procesamiento de residuos. También estamos trabajando para que sean colocadas en los barcos pesqueros para medir el estado de conservación de los pescados una vez que son extraídos del mar.

-En la región hay muchas empresas relacionadas con la agroalimentación, ¿aún es una tecnología muy cara para una pyme?

-Es una tecnología que en el mundo es un aparato, dependiendo el grado de sofisticación, está en el orden de los 10 mil dólares. Pero nosotros estamos haciendo las narices con componentes locales y cambiando electrónica convencional por microprocesadores y logrando reducir costos para tener un producto que, para una aplicación así, pueda significar una erogación del orden de los 3.000 ó 4.000 dólares. Por lo que creo que es una tecnología accesible para una pyme.

-¿Falta personal capacitado para poder trabajar con esta tecnología?

-Estamos trabajando mucho en hacer sistemas amigables. No al nivel de desarrollo de una licuadora, esto es un poquito más que eso, pero es más sencillo que manejar una PC. De todas formas, estamos pensando en el mediano plazo llegar a un desarrollo y precio para que una ama de casa pueda tener un sistema así para medir el nivel de conservación de los productos que tiene en su despensa.

-¿En qué quedó el proyecto que presentó Lavagna para desarrollar la nanotecnología asociados a Lucent Technologies?

-Eso aún está vivo y se está por largar una convocatoria al país para presentar proyectos en el área de la nanotecnología que abarca diferentes tipos de cosas. Nosotros tenemos otra área de trabajo que son los microsensores de aplicaciones espaciales, donde hacemos dispositivos, también en escala micrométrica, que llevan un satélite para posicionarse en la atmósfera como fuera. Son como giróscopos espaciales que permiten orientar al satélite. Estos sistemas que componen lo que se llama una radiofrecuencia se hacen con microdispositivos que estamos trabajando.

-¿Santa Fe puede incursionar en la investigación en nanotecnología?

-Tenemos acuerdos con gente de la Universidad del Litoral, que hace biomems para aplicaciones médicas, en particular trabajan con un sistema que viene que ver con problemas oculares.

-¿Qué opina de las críticas que existen sobre el desarrollo de esta tecnología?

-En ciertas etapas de elaboración de un microdispositivo, así como un dispositivo microelectrónico, requieren el uso de una serie de drogas y reactivos que pueden llegar a ser contaminantes ambientales. La forma de producirlos, no su resultado final. Pero esta contaminación no es ni mayor ni menor que el de cualquier industria y los efectos nocivos no son vislumbrables.

M.C.
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El especialista aseguró que los costos de esta tecnología son accesibles para pymes.

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