Año CXXXVII Nº 49211
La Ciudad
Política
Economía
Información Gral
La Región
Escenario
El Mundo
Opinión
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Autos


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 20/08
Mujer 20/08
Economía 20/08
Señales 20/08
Educación 19/08
Estilo 19/08
Salud 09/08
Autos 27/07

contacto

servicios
Institucional

 jueves, 24 de agosto de 2006  
Fatal magnetismo para apropiar campos
Varias denuncias de productores agropecuarios revelan el mismo ardid de un falso contador público. Ofrecía servicios fraudulentos para solucionar problemas económicos, y así quedarse con tierras y propiedades ajenas

Andrés Abramowski / La Capital

A finales de la década menemista se presentaba ante chacareros endeudados como un consultor de profesión contador público que solucionaba problemas financieros merced a sus contactos bancarios. Carismático, podía entablar profundas amistades con sus clientes, quienes no vacilaban en seguir todos sus consejos aun cuando se tratara de traspasarle propiedades o delegarle la administración de sus bienes. Después empezaron a aparecer denuncias, tras las cuales pueden verse historias casi calcadas en las que el asesor no devolvía las tierras escrituradas a su nombre o exigía sumas escandalosas en concepto de honorarios por los dudosos servicios prestados. Algunos de ellos dijeron a este diario haber perdido casi todo por confiar en él. El tendal de damnificados por sus maniobras en la zona, muchos de los cuales llevaron sus denuncias a la Justicia, se estima en una veintena.

Dicen que Ricardo Esteban Ascierto aseguró alguna vez que el verdadero compositor de "Sólo le pido a Dios" no era León Gieco sino él. De esa manera, algunos de los damnificados pretenden sintetizar hasta qué punto el discurso del falso contador "no tiene límites". Sin embargo, cuando no le parece oportuno presentarse como profesional, apela a la muletilla de definirse como un "humilde productor agrícola descendiente de inmigrantes italianos".

En rigor, no se sabe cuánto trabajó la tierra este hombre de 70 años oriundo de Fighiera y afincado en Arroyo Seco, que tuvo una explotación agrícola hasta quebrar hace varios años. Fuentes consultadas coinciden que en la segunda mitad de la década del 90 empezó a ofrecerse como asesor financiero, labor que le valió varias denuncias -y una nueva quiebra- en las provincias de Santa Fe y Córdoba.


El solucionador
A fines de los 90 Ascierto recorría campos sembrados de deudas ofreciendo su "amplia experiencia en arreglos bancarios". Podía aparecer ante un centenar de chacareros en el auditorio de una cooperativa agrícola como la de Coronel Bogado, donde lo escuchó allá por 1998 un ahogado productor de Albarellos de apellido Egidi, cuya familia "fue despojada de todo por el asesoramiento de Ascierto", según contó uno de ellos. También publicitaba sus servicios mediante un aviso que salía regularmente en la revista "La Tierra" de Federación Agraria, a partir del cual en 2001 lo contactó un productor porcino de Alvear llamado Roberto Mierke.

"Ascierto -dice Mierke de quien fuera su gran amigo durante unos meses- obtenía información sobre chacareros en problemas y se presentaba. A mí me prometió gestionar un crédito y en un momento me dijo que le cediera la parte de un campo mío en Llambi Campbell para engrosar su patrimonio y que el préstamo saliese más rápido". Al día de hoy, con una sentencia en su favor, Mierke sigue esperando que Ascierto le devuelva el campo que, en tanto, el asesor "ya vendió dos veces".

En este y otros casos resaltan puntos en común que denotan una ingeniosa metodología. Los denunciantes coinciden en que Ascierto les ofrecía servicios profesionales que no eran tales. Luego entablaba relaciones de confianza extrema con sus clientes ("tío Ricardo" le decían los hijos de una de sus víctimas en la provincia de Córdoba) incluso prestándoles dinero para cubrir las obligaciones más urgentes. Por esas promesas, y en virtud de esa confianza, lograba que alguno le pasara a su nombre una propiedad ("para que después no le quede todo a los síndicos", sería uno de los argumentos más seductores), le delegara el manejo del dinero que luego no devolvía o se asegurara el derecho a la explotación de algún campo con contratos de alquiler o compraventas de cosechas.


Un ejemplo
Cuando el damnificado empezaba a desconfiar, alegan, Ascierto transformaba sus evasivas respuestas en cartas documento en las que podía llegar a exigir jugosísimos honorarios por sus dudosos servicios. Un ejemplo es el caso de un tambero cordobés a quien Ascierto prometió gestionarle un crédito. "Le aconsejó que vendiera su campo de 63 hectáreas en 165 mil dólares para pagar las deudas y, con el remanente, Ascierto le vendería un campo suyo. El hombre canceló la deuda y se quedó con dinero, pero Ascierto le empezó a pedir plata, a cuenta del posterior negocio. En virtud de la confianza y amistad que los unía, la víctima le entregó un total de 46 mil dólares, pero el otro negocio nunca se hizo. Cuando el tambero le reclamó el dinero, Ascierto replicó exigiéndole nada menos que 214 mil pesos por sus gestiones, que luego comprobamos que nunca había realizado", contó el abogado Aldo Pacheco, representante de Osvaldo Capitani.

Este caso significó para Ascierto una denuncia por estafa en los tribunales de Marcos Juárez, así como una quiebra dictada por la Justicia rosarina este año. "Pero hay otra cosa para agregar -añadió Pacheco- y es una nueva denuncia por insolvencia fraudulenta, por las propiedades que Ascierto fue traspasando a sus familiares".

Otras fuentes consultadas saben de casos en los que la víctima le pagó a Ascierto la cifra requerida. "Da vuelta la tortilla y se presenta como una pobre víctima. Embarra la cancha y a veces le sale bien. Hay gente que logró juntar algo para pagarle y no verlo más", relató otro abogado.

Entre los denunciantes no sólo hay chacareros, sino también estudios jurídicos. "Se presentaba como un cliente más que interesante para abogados y escribanos, que al principio no tenían por qué desconfiar", contó uno de los tantos abogados que trabajó para Ascierto y terminó representando a alguna de sus víctimas, lo cual también es llamativo.

Al parecer, cuando el falso contador público entra en escena es difícil no terminar salpicado. Todos los entrevistados por este diario admitieron que Ascierto siempre se presenta como alguien muy confiable que, sin embargo, "no tiene pruritos a la hora de traicionar", lo describió un abogado arroyense que lo conoce desde hace años.

De las fuentes consultadas se desprende que al menos en el sur santafesino habría una veintena de damnificados por los servicios de Ascierto. Muchos de ellos perdieron todo lo que tenían y otros se ilusionan en recuperar algo, aunque el sabor amargo persiste. "Algo le agradezco", contó Juan Egidi, a cuya familia la amistad con Ascierto le costó las 200 hectáreas que trabajaron durante de décadas en Albarellos. "Por esta historia estuve ocho días en coronaria y tuve que dejar de fumar".
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Egidi, de Albarellos, y Mierke, de Alvear, productores en problemas.

Notas Relacionadas
Una ventaja por "zurda" como anzuelo

Inquietud



  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados