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sábado,
19 de
agosto de
2006 |
Siete años para un "mono" por intento de homicidio
Es miembro de una pandilla
de barrio Las Flores y estaba
en libertad condicional cuando le disparó a un antiguo rival
Un miembro de Los Monos, una de las bandas sindicadas por controlar el tráfico de drogas en barrio Las Flores, fue condenado a siete años de prisión por balear a quemarropa a un hombre de 25 años con el que se había enemistado en la cárcel de Coronda. Luego de verse en un cumpleaños de 15, reaparecieron las broncas y cuatro disparos impactaron en Marcos Insaurralde, que sobrevivió a la emboscada gracias a los médicos. Como el tirador tenía una condena previa a medio cumplir, ambas penas se sumaron y en total lo sentenciaron a 16 años y un mes de encierro.
Ovidio Fernández, de 27 años, fue condenado por la jueza de Sentencia Nº7, Carina Lurati. La magistrada además le revocó la libertad condicional que en febrero de 2004 le permitió al joven salir de Coronda, donde purgaba una condena a 10 años por un crimen de 1998. Fernández gozaba de ese beneficio cuando baleó a su rival.
Curiosamente, Insaurralde purgaba una condena similar a la de Fernández (10 años por un homicidio de 1996) y salió un mes después que su rival. La vida tras los muros había forjado en ambos profundas diferencias. "Una vez tuvimos un cruce y me mandó a decir por otro preso que me la iba a poner, que me iba a matar", contó Marcos una vez recuperado de los disparos que lo hirieron de gravedad en el cráneo, abdomen, brazo derecho y tórax, al punto que debieron extirparle parte del pulmón.
Volvieron a encontrarse el 11 de julio de 2004 en un cumpleaños de 15 en barrio Las Flores. Marcos había ido con su hermano, quien contó a la policía que allí se cruzaron con Ovidio, que también iba acompañado. "Ovidio se la tenía jurada a mi hermano, entraron a la casa de la piba y se armó mucho lío". En la vereda, los cuatro se pelearon a trompadas hasta que Fernández se fue.
Los hermanos Insaurralde se quedaron en la fiesta un rato más. Cuando se fueron caminando por Flor de Nácar al 6900 aparecieron cinco hombres, dos de ellos armados, y les dispararon. La víctima y su hermano aseguraron que quienes tiraban eran Ovidio, con un revólver 38, y un chico al que le dicen Yaca, con un 22. "Los vamos a poner de cabeza", gritaban, según las víctimas.
El primer tiro alcanzó a Marcos en la cabeza. El segundo en la espalda y cayó. Los agresores patearon a Marcos y le aclararon que los tiros eran "por lo de Coronda". "Se fueron todos corriendo para el lado de la monada", declaró el hermano de la víctima respecto del clan de Los Monos.
A Fernández lo apresaron en su casa de Estrella Federal 1740 dos días después. No encontraron el arma, pero sí la ropa que vestía la noche de los balazos: jean, zapatillas negras y campera azul. "Estuve en mi casa porque estoy con la condicional. No estoy con la monada ni con los otros. Estuve en Coronda y ya pagué", respondió ante el interrogatorio judicial.
Pero para Lurati, quedó probado por los testimonios que Ovidio fue uno de los agresores. La jueza sostuvo que el propósito del agresor al disparar a corta distancia era matar a Insaurralde, aunque no lo logró porque una rápida intervención quirúrgica le salvó la vida. Por el hecho, le anexó siete años de prisión a la condena previa a diez años que Fernández había purgado en parte.
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