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domingo,
13 de
agosto de
2006 |
Pareja: cada uno en su casa
Hasta hace pocos años era muy raro encontrar parejas cuyos integrantes vivieran cada uno en su casa, sin embargo, ahora es posible. Según el sociólogo francés Serge Chaumier, esta modalidad proviene de las reivindicaciones feministas de los años 70, cuando las mujeres exigían una "habitación propia". El deseo que aparecía detrás de esta demanda era gozar de una autonomía que, al parecer, promueve una nueva forma de vivir la pareja.
Convivir con otro implica la puesta en marcha de numerosos y continuos acuerdos. Hay que compartir las tareas que atañen a los espacios comunes, determinar un orden, controlar los gastos, administrar el dinero, entre otras. Vivir cada uno en su casa constituye una forma de alternar la vida conyugal con la de soltero. De esta manera la mujer defiende su espacio, porque a veces siente que pierde libertad si viven juntos. También esta opción puede ser un intento de protegerse para no repetir otro fracaso amoroso (una de las razones de vivir separados es el miedo a que se llegue a una relación fusional que posiblemente conduciría a una ruptura). Este tipo de vínculo se organiza cuando una persona tiene conflictos que no ha podido elaborar de forma adecuada. En ese caso, la individualidad queda desdibujada y los rasgos propios que no gustan se proyectan en el otro para evitar enfrentarse a las propias dificultades. Por lo general, alguien que promueve este tipo de vínculo queda "pegado" a la otra persona, y llega un momento en el que no se sabe quién es quién.
Para que una relación amorosa prospere, cada uno tiene que tener relativamente claro quién es y qué quiere aceptando carencias y dificultades.
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