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domingo,
13 de
agosto de
2006 |
Ofrendas para la tierra
Durante este mes se realiza en los Andes el ritual de alimentar la tierra, denominado corpachada, convido o pago con profundas raíces prehispánicas. Este ritual está relacionado con el ciclo agrícola y la fertilidad, con el mundo de los vivos y los ancestros; con el hombre y la naturaleza que lo rodea.
La Madre Tierra o Pachamama es una de las deidades femeninas más importantes del mundo andino. La religión andina posee una relación intrínseca con la naturaleza. El campesino y la tierra constituyen una unidad indivisible, imposible de comprender uno sin el otro. El ciclo agrícola representa lo más importante de la vida rural y ritual. A la Madre Tierra se le ofrece los mejores alimentos para otorgarle poder y vitalidad, con la finalidad de que ella devuelva protección, alimentos, prosperidad y buenas cosechas.
Para corpachar o alimentar la tierra se hace un pozo que representa la boca de la Pachamama que generalmente se realiza en los patios de las casas, escuelas o plazas. A diferencia de otras religiones que poseen lugares fijos para la realización de los rituales (iglesias, templos, mezquitas), la ceremonia de la Pachamama es más dinámica, puede hacerse en cualquier lugar. En la ciudad, antes de empezar a beber, es tradición ofrecer el primer trago a la Pachamama, arrojando un chorro a la tierra (es el más popular de rituales del mundo andino y aún sobrevive con fuerza en algunas regiones del noroeste Argentino).
La evangelización no logró extirpar la presencia de la Madre Tierra, y actualmente se celebran los ritos cristianos conjuntamente con los mitos andinos. En Jujuy la gente de la montaña que profesa la fe católica continúa venerando a la Pachamama, como siglos atrás lo hacían sus antecesores. El homenaje principal se realiza durante el mes de agosto; se sahuman los hogares y el humo azul del sahumerio de koa tiñe los cerros.
En el patio de la casa, a la vera del camino, en las plazas o las escuelas se cava un hoyo, o se procede a recavar el de años anteriores, y se da de comer a la Madre Tierra las mejores ofrendas, tales como comidas, hojitas de coca, chicha, alcohol y cigarrillos. Luego se pide en silencio augurios, buenas cosechas y bienestar espiritual, y se procede a tapar el hoyo. Para completar la ceremonia se entierran botellas, y los participantes se toman de la mano formando una rueda y danzan al compás de la música de cajas o quenas entonando coplas.
Claudia Goldin
Artista textil
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